Londres
La alocada retirada de los alzados
Doscientos kilómetros en doce horas: ese es el resultado del parte de guerra de ayer.
BENGASI- Los rebeldes sufrieron su mayor derrota desde la intervención de las fuerzas internacionales y perdieron buena parte del terreno que habían conseguido ganarle a Gadafi. Las fuerzas del coronel lanzaron un ataque rápido y brutal, desplegando todos sus medios y artillería pesada.
A primera hora de la mañana, echaban a los rebeldes de Ras Lanuf y a partir de entonces a éstos no les quedó más remedio que huir hacia el este, delante de los cohetes y cañonazos del coronel, que fue comiéndoles el terreno rápidamente, atacándoles por el norte y el sur, a ambos lados de la carretera por la que corre el frente este, cada vez más móvil y fugaz. Cada vez que las tropas gubernamentales lanzaban cohetes Grad, que tienen unos 40 kilómetros de alcance, los rebeldes corrían hacia atrás esa distancia, y así hasta regresar casi a las puertas de Ajdabia, donde se situaban al cierre de esta edición la mayor parte de los revolucionarios.
Sólo pocas unidades valientes seguían en el frente, donde poco pueden hacer ante la superioridad de las fuerzas de Gadafi. Los rebeldes lo saben y por ello han optado por lo que se ha denominado como una «retirada táctica», para evitar la pérdida inútil de vidas, ya que es la única cosa de la que disponen. Ayer sólo pocos heridos, por las explosiones de los cohetes, tal y como aseguraban los médicos del hospital de Ajdabia. A bordo de sus coches privados y de los «pick-up» que constituyen sus vehículos militares, los revolucionarios huían en desbandada por la carretera que une Ras Lanuf con Ajdabia, cargados con toda su parafernalia y los sueños de alcanzar Sirte.
«Alá es grande», gritaban, pero quizás ya no lo crean tanto después de este nuevo retroceso, que ha vuelto a poner en evidencia la debilidad de los revolucionarios. Éstos sólo pueden ganar con el apoyo de las fuerzas internacionales –bajo el mando de la OTAN desde ayer–, que detuvieron a última hora de ayer el avance de Gadafi bombardeando a sus fuerzas en las cercanías de Ajdabia. Demasiado tarde para los rebeldes, que desde por la mañana suplicaban la intervención de los aviones extranjeros y estaban a punto de perder también Brega, donde seguían los combates anoche. Los milicianos se enfrentan cada vez a más dificultades como, por ejemplo, la falta de combustible, indispensable para seguir marchando hacia adelante. O para huir hacia atrás. La paranoia empieza a adueñarse de ellos, después de haber sufrido esta derrota, sobre todo psicológica: creen que hay hombres de Gadafi infiltrados entre ellos y ayer algunos milicianos paraban las ambulancias para registrarlas, en el caso de que fueran usadas por los enemigos. Éstos vuelven a estar en el lado ganador en una nuevo giro de la guerra libia.
Huye a Londres el ministro de Exteriores libio
El ministro libio de Exteriores, Musa Kusa, anunció ayer en Londres que renuncia a seguir formando parte del Gobierno de Muamar Gadafi. Así lo informó el Foreign Office, que aseguró que Kusa llegó en un avión procedente de Túnez a territorio británico, donde manifestó que ya no quiere representar al régimen libio. «Ha viajado hasta aquí por voluntad propia. Nos ha dicho que renuncia a su cargo», confirmó un portavoz.
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