Bruselas
Los especuladores hacen su agosto
Se cumplieron los vaticinios de la vicepresidenta Elena Salgado. El día después de que la titular de Economía avanzase que las tensiones monetarias y especulativas se mantendrían durante días, España, además de Italia, volvió a sufrir el ataque de los especuladores, decididos a recoger ganancias a costa de ambos países. Los inversores reanudaron sus compras de deuda soberana alemana y su «castigo» a Italia y España, cuya prima de riesgo volvió a sobrepasar los 400 puntos ante la ambigüedad del presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, sobre la actuación del organismo frente a los especuladores. Desde fuentes monetarias de Bruselas, se ha apuntado que el BCE había intervenido comprando deuda irlandesa y portuguesa, no de otros países. Un anuncio que hizo caer en el abismo la deuda de Italia y España. Sin embargo, los expertos recuerdan que intervenir en Grecia, Portugal o Irlanda resulta relativamente cómodo a la autoridad bancaria europea; otra cosa son países como Italia o España, ante los que se necesita munición de gran calibre para tener éxito. Estas turbulencias, que sacudieron la eurozona durante toda la mañana y la tarde de ayer, han dejado en un segundo plano asuntos claves. El mantenimiento de los tipos de interés en el 1,5 por parte del BCE ha quedado solapado ante unos vientos huracanados que sacudieron las bolsas de toda Europa y que se dejaron sentir especialmente en Madrid y Milán, donde cayeron más de un 3%. Sólo el Tesoro nos proporcionó ayer la única noticia económica buena de la jornada, al lograr colocar más de 3.300 millones en bonos a tres años, aunque, eso sí, pagando un 11% más respecto a la anterior del mismo tipo. También canceló hasta septiembre la subasta de bonos a cinco años, prevista para el 18 de agosto.
Una tormenta monetaria que, pese a todo, no ha logrado que el BCE reaccione con determinación ante los especuladores, ya que sólo atina a anunciar, para el próximo 9 de agosto, una nueva inyección de liquidez en los mercados de la que se beneficiarán los bancos en una operación extraordinaria que se prolongará durante seis meses.
Y por si la incertidumbre económica y financiera fuera poca, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, en un plano político, admitió ayer también que las últimas medidas acordadas por los gobiernos comunitarios no han logrado el efecto deseado en los mercados y que la crisis de la deuda ya no se limita sólo «a la periferia del euro». Barroso, por medio de una carta a los dirigentes europeos, anima a buscar fórmulas para mejorar y reevaluar el Fondo de Estabilidad Financiera, incluyento un aumento de su capacidad, con el fin de hacer frente al efecto contagio y a los especuladores. Éstos agitan el mercado sabedores de que no existen mecanismos ni fondos ni tampoco determinación en la cúpula de la Eurozona de pararles los pies. Y mientras hacen caja, lastran toda recuperación económica y acentúan, aún más si cabe, una posible salida a la crisis del euro. Pocos dudan de que hoy volveremos a vivir otra jornada negra en las bolsas mientras los mercados apuntan a su próxima presa. Ya de caza mayor.
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