Eurocopa

Argentina

Patriota sobrevenida por María José NAVARRO

La Razón
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Hay selecciones que te caen bien y selecciones que te caen mal. Selecciones con las que vas y selecciones con las que jamás irías. Con las que vas en teoría y con las que no irías jamás por principios. Que te gustan y de pronto, zas, aparece un menda y te cambia los esquemas. Selecciones que no te han molado nunca y, toma, aparece un tipo y te entran. Francia, por ejemplo. Mezcla interracial maravillosa entrenada por ese polluelo de avestruz que es Doménech. Se van y te alegras de que el polluelo cobre, aunque luego crees que Le Pen hará su agosto y te horrorizas.Uruguay. Diego Forlán ya te pone de su parte. Rezas para que marque y se quite la camiseta. Excepto si juega con México, a la que dirige Javier Aguirre. Un lío interno. Inglaterra. Sentimientos confusos sobre Terry. Empieza a chirriarte Gerrard. Jamás tragaste a Lampard. Una pena que no juegue Beckham. Si fueras rival, te echarías en sus brazos. Brasil. Todo tu pasado. Leivinha. Dirceu. Pereira. Pues no. No, ahora, no. Italia. Camoranesi, por Dios bendito. Qué simpática esta gente. Españoles, pero en «salao». Cómo no me van a gustar los italianos. Pues no, tampoco.Argentina. Maxi. Por favor, que es Maxi Rodríguez. Y el Kun, que se calza la albiceleste y se vuelve antipático al instante. Si es que está Maradona, es imposible. Paso. Portugal. Simâo. Tiago. Qué alegría, caracoles, si son de los tuyos. Sin discusión. Y además, me caen bien los portugueses, qué leches. Excepto Figo. Y oyes que se glosa un control de balón increíble con la espalda y tú sólo ves una pelota rozando por casualidad la chepa de Cristiano. Y en ese preciso momento, en ese justo, te percatas de que la tuya o ninguna. Y sin discusión.