Sin trabajar y sin formarse por Josep Maria Rañé

No, no son los jóvenes «ninis». Son la mayoría de las personas que están en paro en Cataluña, aquellas que hoy no tienen posibilidad de trabajar, ni de formarse. Sin oportunidades porque la economía no genera demandas de empleo. Una situación que se ha agravado al entrar de nuevo en recesión, básicamente porque los problemas del sistema financiero ahogan el crédito para el consumo y las inversiones racionales.

Tienen la necesidad de reciclarse para no caer la marginación, porque proceden de sectores muy intensivos en mano de obra, como la construcción o la industria manufacturera, que cuando vuelvan a crear empleo no lo harán en cantidades suficientes para reabsorberlos. Sí, tienen la necesidad de formarse, pero no la posibilidad. Los Presupuestos del Estado han dejado tiritando los recursos destinados a la formación ocupacional y las políticas activas, al reducirlos un 53 por ciento.

El recorte ha sido tan profundo que hasta la Unión Europea, tan avezada últimamente a recomendarlos, pide que se rectifique y se invierta más en políticas activas, en la lucha contra el fracaso escolar, en un plan de empleo para los jóvenes i en el fomento de la I+D+i. Sin trabajar, sin formarse y descendiendo la cobertura del desempleo, porque crece el paro de larga duración, hipermayoritario entre las personas mayores de 45 años, estamos avanzando hacia una sociedad desmoralizada y desmotivada.

Hay que reaccionar y ofrecerles a esas personas trabajo o formación, o ambas cosas, si no queremos asistir impasibles a su deterioro personal y al nuestro como sociedad.