Constitución
Los cabecillas del motín
Hay dos interrogantes de la huelga salvaje de los controladores. El primero es si el Gobierno prorrogará o no el Estado de alarma. He de reconocer que me parecería un enorme despropósito. No se puede resolver un conflicto laboral utilizando un mecanismo constitucional excepcional. Los tribunales dirán si se ajustó o no al ordenamiento legal. En el Gobierno están muy convencidos de ello y la sociedad española aplaude la decisión, pero hay dudas razonables en algunos aspectos. En cualquier caso, su prórroga sería una muestra de debilidad gubernamental, porque pondría de manifiesto su incapacidad de resolver el problema por los cauces normales. No deja de ser curioso que un gobierno de izquierdas e impulsor del revanchismo de la Memoria utilice el Ejército para esos menesteres. El otro interrogante es qué les sucederá a los cabecillas del motín. El lío jurídico será de grandes dimensiones. En el Gobierno creen que acabarán de patitas en la calle y otros pensamos justo lo contrario.
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