Barcelona

Una opinión valiente

La Razón
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Los sindicatos CCOO y UGT no están seguros de su fortaleza. Saben que los ciudadanos sabemos. Que sabemos de sus silencios, su pasividad y su acomodo durante siete años a cambio de millonarias subvenciones. Ahora Méndez ha anunciado que la Huelga General depende de cómo esté «el ánimo de los trabajadores». Hombre, Méndez, de ese ánimo no depende. El ánimo está mal, caído, incluso desolado. Pero los trabajadores no van a permitir que su desánimo lo administren ustedes. Millones de votos de trabajadores que apostaban por la Izquierda han volado rumbo al Partido Popular. De Pascuas a Ramos, compañero Méndez, compañero Toxo, surge una voz independiente de la Izquierda que pone las cosas en su sitio. Esta voz ha sido, en esta ocasión, la del anterior Alcalde de Barcelona, el socialista Jordi Hereu. Sean buenos, compañeros Méndez y Toxo, y copien la frase mil veces en la pizarra delante de sus alumnos más aventajados. «Los sindicatos, tras una retórica revolucionaria y absolutamente falsa, sólo esconden una defensa egoísta y corporativa de sus intereses». Vamos a ver, compañeros Méndez y Toxo. Ya no son sólo las malvadas derechas y los «insolidarios» empresarios los que les acusan a ustedes de protagonizar un permanente fraude social. Son los suyos. Y esto es consecuencia, compañeros sindicalistas, del hastío y el desprestigio que han acumulado sus sindicatos durante los siete últimos años. Ustedes, mis enardecidos compañeros, no se atreven a convocar una Huelga General porque saben que, hoy por hoy, sería un fracaso absoluto. Y reculan. Y se mueven mosqueados por los espacios obreros, que han dejado de ser sus territorios. Son los trabajadores, y no los empresarios –me pregunto, ¿acaso no son trabajadores los empresarios?–, los que están hasta el gorro de ustedes, de su incompetencia, de su afán por politizar todo lo que rozan, de sus vacaciones maravillosamente pagadas durante los siete años de los Gobiernos de Zapatero, con aquella «huelguita general» pactada para disimular su inacción permanente. La gente no es tonta, airados compañeros, y la respuesta a una convocatoria de Huelga General no obtendría, en la actualidad, una respuesta indescriptible, sino más bien perfectamente definible. Harán pruebitas con manifestaciones domingueras pobladas de liberados y sus familias. Pero los trabajadores no comprenderán su indolencia de siete años y su precipitación después de dos meses de Gobierno del Partido Popular. Esa Reforma Laboral que a ustedes tanto les escandaliza, es la consecuencia de sus complicidades con el derroche del dinero público del Gobierno. Derroche del que ustedes, amables compañeros, se han beneficiado como pocos.

¿Han copiado la frase del socialista Hereu en la pizarra? Se la repito para que no tengan que buscarla en los inicios de este artículo. La transcribo en letras mayúsculas, para que les sea más sencillo recordarla: «LOS SINDICATOS, TRAS UNA RETÓRICA REVOLUCIONARIA Y ABSOLUTAMENTE FALSA, SÓLO ESCONDEN UNA DEFENSA EGOÍSTA Y CORPORATIVA DE SUS INTERESES». A copiarla, flamígeros compañeros, defensores de no se sabe qué trabajadores, eficientes creadores del paro, ideólogos del siglo XIX y principios del XX.

La auténtica Reforma Laboral en España pasa por la desaparición de los sindicatos de clase. Porque ya esa clase no les pertenece, ni la pueden manipular, ni engañarla. Pasa por la creación de sindicatos especializados en cada sector y ajenos a la ideología política. Profesionalidad y cuotas.

Se me antoja que ese nuevo marco les preocupa. La culpa es de ustedes y de su siglo, que no es el XXI.