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«Antología del disparate»

La Razón
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En España últimamente tienen lugar sucedidos cada vez más inauditos, como que un guardia civil reciba una prima económica si aumenta el número de multas de tráfico. Es una forma de presión que utiliza el Ministerio del Interior para que crezca la recaudación, aunque no parece aconsejable vincular la nómina al número de papeletas que extienda cada guardia.
Así, el miembro de la Benemérita que considere más conveniente aconsejar que castigar verá mermada su retribución mensual. «Sensu contrario», el que tenga la pluma o el bolígrafo ágil logrará sustanciosos incrementos en sus ingresos, comisión a comisión.
Éstos tendrán una calculadora mental y mirarán al conductor como un objetivo a cazar gracias al cual crecerá su retribución ese mes. Y es que los miembros de la Guardia Civil no fabrican tornillos, por lo que es un disparate tratarlos como si fueran operarios que trabajan a destajo.
 El Gobierno debería atender o no las peticiones laborales de los guardias y equiparar o no sus condiciones laborales con las del Cuerpo Superior de Policía, pero nunca compensar esa diferencia por el camino de la comisión por infracción sancionada. Incentivar las multas se presta a prácticas abusivas, arbitrarias y discriminatorias, por lo que el Gobierno debe ingresar dinero en caja por otras vías más legítimas.