Buenos Aires

Chávez emprende la cacería del presidente de la patronal venezolana

Teniendo en cuenta «la caza de brujas» emprendida en Venezuela contra políticos y empresarios opositores, el llamado del jefe de la patronal, Noel Álvarez, a los militares para que no obedezcan órdenes presuntamente ilegales, es más que valiente, quizás incluso suicida.

 
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Como viene siendo costumbre, el presidente venezolano, Hugo Chávez, apremió ayer a sus funcionarios para acelerar el proceso de detención de Noel.

«No puedo menos que, como Jefe de Estado, repudiar rotundamente el llamado a violar la Constitución y las leyes de la República, hecho, una vez más, por ese cuerpo podrido y atado a lo peor del pasado como lo es Fedecámaras, en la persona de su presidente, irrespetando a nuestra Fuerza Armada Bolivariana», dijo.

«No puede quedar impune tal llamado contra la República: vuelvo a exhortar al Ministerio Público para que actúe de acuerdo a las disposiciones que nuestras leyes contemplan y prevén al respecto», expresó el mandatario en su artículo «Las Líneas de Chávez».

Álvarez sólo había pedido al Ejército que reflexione «para que rechace las órdenes que consideren que violan la Constitución y las leyes». El representante del empresariado no se limitó a pedir la desobediencia a las órdenes ilegales sino que advirtió a quienes las acaten de los riesgos que correrán si Chávez sale del poder. «Aquellos militares que están violentando los derechos de los ciudadanos no podrán poner como excusa, cuando se restituya el estado de derecho, que lo hicieron cumpliendo órdenes. Además existe el Tribunal Penal Internacional, cuyas sanciones no prescriben», dijo.

Chávez consideró que ese planteamiento fue «un llamado a la guerra» y opinó que ese es un «discurso que raya en el delito», aunque reiteró que será la justicia la que determine ese aspecto. «Aquí hay libertad de expresión pero hay que responder por lo que digas», añadió y después afirmó que «frente a ese discurso de odio la mejor respuesta es el amor y la voluntad de fortalecer la paz».

Chávez recordó que hace ocho años en estas fechas estaba en pleno desarrollo en Venezuela el sabotaje petrolero que paralizó el país por dos meses y afirmó: «No van a lograr empañarnos la Navidad como en 2002, cuando nos dejaron sin gas, sin comida y sin béisbol». Chávez no perdona a Fedecámaras desde aquel golpe de Estado, cuya cabeza visible fue su entonces presidente, Pedro Carmona, que durante dos días fue presidente autoproclamado.