Varios frentes aún abiertos

Pero el que esté «encauzada», como aseguró Alfredo Pérez Rubalcaba, no significa que, un mes después de que volvieran a la mesa de negociación, ambas partes no mantengan todavía discrepancias. Lema apuntó que en el acuerdo firmado en agosto, y que ha servido de punto de partida, ya se fijaron las dos cuestiones más delicadas: salario y jornada laboral. Respecto al primero, se estableció una masa salarial para el colectivo de 480 millones para 2010 y de 460 millones para este año. No obstante, como reconoció Lema, aún quedan «flecos» sobre cómo se hará el reparto, pues AENA pretende que parte del salario se pague por objetivos.

En cuanto a la jornada, se estableció un máximo de 1.670 horas de actividad anual aeronáutica en diferentes niveles. El gestor pretende dividir los centros y torres de control en cuatro tipos, según la cantidad de horas base de su plantilla. Habrá dependencias de 1.200 horas, 1.300, 1.400 y 1.500 horas de manera que cuando sea necesario que un controlador aumente el número de horas trabajadas por encima del límite de su departamento, éstas se consideren normales y no horas extraordinarias hasta el tope máximo de las 1.670. Los controladores, sin embargo, no tragan con esto y, como afirmó ayer César Cabo, portavoz de su sindicato, USCA, preferirían que su jornada rondase las 1.400 horas, como la del resto de sus colegas europeos.

AENA y USCA todavía tienen once días para limar diferencias y alcanzar un acuerdo. De no hacerlo, el 1 de febrero entrará en liza el árbitro designado de común acuerdo por ambas partes, el ex ministro de Trabajo Manuel Pimentel. A él se le remitirían los puntos en los que persiste el desacuerdo para que dicte antes del 1 de marzo un laudo de obligado cumplimiento para ambas partes.