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Energía nuclear

El único destino de los reactores de Fukushima es su desmantelamiento

Las autoridades japonesas continuaron ayer aplicando medidas de evacuación en el entorno de las centrales afectadas por el seísmo. Las más dañadas tendrán que ser desmanteladas. «Tras las explosiones en dos de los tres reactores de la nuclear de Fukushima es descabellado que vuelvan a funcionar. Están totalmente inhabilitados y su reconstrucción sería muy costosa», aseguró ayer Eduardo Gallego, profesor titular del Departamento de Ingeniería Nuclear de la Universidad Politécnica de Madrid

 
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El proceso de desmantelamiento será largo y como es habitual antes de destruir habrá que «construir» y sobre todo ser paciente, ya que –como en cualquier proceso de parada–, los reactores mantienen energía latente (en torno al dos por ciento de la energía que tenían en operación) durante meses, explicaron fuentes vinculadas en su día a entidades nucleares y que coinciden con Gallego en que los reactores dañados son irrecuperables. «Antes de desmantelar los reactores, lo que hay que hacer ahora –prosigue Gallego– es restablecer el tendido eléctrico.

Después, para poder acceder a las centrarles será necesario esperar más de un año para que dé tiempo a que el nivel de radiación vaya bajando. Será un proceso largo, ya que estas situaciones exigen una planificación meticulosa. Transcurrido ese año, habrá que reconstruir la planta de operación. Entonces tendrán que proceder a cubrir la zona de recarga de combustible de aquellos reactores (el 1 y el 3) que tienen esta zona al descubierto y limpiar la contaminación». Después deberá abrirse la zona de contención, que «en este tipo de reactores, de diseño similar al de Garoña, cuenta con una tapa sujeta con pernos. Tras esto, tendrán que enfriar la vasija hasta que no saquen todo el combustible. Para entonces habrá transcurrido un año y medio, y podrán sacar el material usado para generar energía siempre bajo agua, unos cuatro o cinco metros, y meterlo en contenedores también bajo este recurso para atenuar la radiación, ya que tendrán más contaminación que los de un desmantelamiento habitual». La ubicación posterior de los contenedores tendrán que resolverla las autoridades japonesas, concluyó Gallego, que añadió que «el uso de agua marina para el enfriamiento de reactores no es ideal, pero es la solución a una situación desesperada».