Zapatero no ha invertido un euro en cuarteles de la Guardia Civil

Valencia- La provincia de Valencia ha sido una de las más perjudicadas en los recortes de inversiones ejecutados por el Gobierno alegando como causa principal, la crisis. Crisis que no se ha padecido de igual manera en otras comunidades como Cataluña con la inversión de más de cuatro millones de euros en su comisaría central de Barcelona.

Pero sin lugar a dudas, la Guardia Civil ha sido el cuerpo más perjudicado en estos recortes. Durante los años 2010 y 2011 los Presupuestos Generales del Estado no acogieron ni una solo inversión en infraestructuras para el benemérito cuerpo en la provincia de Valencia. Y no es por que los cuarteles de esta provincia no tengan deficiencias, que las tienen como en cualquier otra. Incluso, en algunos sitios se catalogan de ruina.

El Gobierno de la Generalitat Valenciana, y concretamente el departamento de Gobernación que dirige Serafín Castellano ha denunciado en numerosas ocasiones la marginación a que someten las cuentas del Estado, las infraestructuras en la Comunitat Valenciana. Y el problema es que los presupuestos comienzan a darle la razón.

En el año 2008, los Presupuestos Generales del Estado recogían una inversión en infraestructuras para la Guardia Civil de 1.200.000 euros que se redujo hasta los 376.000 euros en 2009 lo que ya suponía una variación del 68,66 por ciento Y como lo que mal empieza, mal acaba, al año siguiente los presupuestos fueron de cero euros, cero euros en inversión, en mantenimiento, en mejora... cero.

Eso sí, como de ilusión también se vive, tanto el presupuesto de 2010 como el de 2011 hablaban de una futurible inversión de 80.000 euros que se dejaba para el año próximo, y se dejó para 2011 y ahora se promete para 2012.

Habrá que mirar con lupa los presupuestos del próximo año para ver si las cuentas del Estado incluyen alguna partida que permita adecentar los maltrechos casones donde viven en régimen de acuartelamiento agentes que prestan servicio en pro de la seguridad y el bienestar de los ciudadanos mientras goteras y pequeños derrumbes socaban si no su integridad, sí su predisposición a mantener el esfuerzo y la dedicación.