Sevilla
Qué fue de la «campaña limpia»
El ya candidato del PSOE a la Alcaldía hispalense, Juan Espadas, se reveló poco antes del verano como la solución de su partido contra el desgaste de la marca socialista en la «etapa Monteseirín». Nada más llegar, este sevillano del 66, prometió una «campaña limpia», basada en programas y sin insultos.
Con una imagen desligada del «peor alcalde de la democracia en Sevilla» (la definición es del PP), y sin un gran conocimiento por parte de los ciudadanos, Espadas jugó inicialmente a romper la «espiral de confrontación» de los populares con afabilidad y diplomacia. Sin embargo, el alcaldable socialista ha pasado rápidamente al ataque y se ha sumado a la estrategia de «hacer oposición a la oposición», agitando los estereotipos sobre la «derecha».
En sus intervenciones, Espadas ha retratado a Zoido como un «retrógrado cabreado» con tintes machistas, «inquisidor» y sin ideas para la ciudad. Ya en su carta de presentación ante los sevillanos en junio, mediante una tribuna distribuida entre los medios de comunicación, acusaba al candidato del PP de «jugar sólo al desgaste» y de no ir «por derecho». «O el PP nos propone gestionar sin principios o es que no tiene ni idea de cómo gestionar o, lo que es peor, que no quiere decirnos con qué ideas quiere gestionar los intereses públicos», añadía.
Poco después, el 11 de julio, atacaba frontalmente, en una entrevista concedida a LA RAZÓN de Sevilla, a su rival político: «Zoido tiene un rictus molesto, está enfadado y contagia a la ciudad; le veo siempre cabreado en las fotos, el PP nos ha instalado en una especie de depresión colectiva y cabreo». Además, Espadas ha jugado la carta del desprestigio asociando al PP y a su candidato con el machismo. Así, le acusó de «retrógrado» por no contar con ninguna mujer en su equipo de campaña y de verlas «como simples floreros».
El aspirante socialista, que se presentó a sí mismo como un sevillano de «barrio obrero» cuyo abuelo Manolo fue represaliado tras la llegada al poder de Queipo de Llano, apela al legado socialista para comerle terreno al PP, por encima en los sondeos. Así, ha afirmado que el Partido Popular «no tiene raíces» en Sevilla. Del mismo modo, acusó el sábado a Zoido de practicar «el radicalismo inquisitorial de la peor derecha», de «judicializar la política» y de hacer de la «vida pública una pasarela de frivolidad y demagogia». Finalmente, además de criticar una y otra vez la «falta de ideas razonables» del PP municipal, ha acusado a su oponente de «falsear» datos con el objetivo de «engañar a los sevillanos». Parece que el prometido «fair play» tendrá que esperar.
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