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Obama obligado a pactar con los republicanos

El presidente norteamericano, Barack Obama, se fue a la cama la noche del fiasco electoral de su partido muy tarde, no sin antes llamar por teléfono al nuevo líder de la mayoría en la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, uno de sus mayores enemigos.

El presidente durante su conversación con el nuevo líder de la mayoría republicana
El presidente durante su conversación con el nuevo líder de la mayoría republicanalarazon

También habló con la todavía portavoz del Congreso, la demócrata Nancy Pelosi, ferviente defensora de las políticas del presidente ante los legisladores.
«Algunas noches electorales son más divertidas que otras. Algunas son excitantes. Otras son humillantes», admitió Barack Obama ayer en la rueda de prensa que convocó para analizar el fracaso de su partido. Incluso, no dudó en plantear lo siguiente: «¿Podía haber hecho más?», se preguntó el presidente, que se ha pasado las últimas semanas recorriéndose de costa a costa en país en apoyo de muchos candidatos de su partido que han perdido las elecciones.

El líder norteamericano apenas se anduvo ayer con rodeos cuando admitió que «ayer [por la noche electoral del martes] me dieron una paliza. Asumo la responsabilidad [por la pérdida de los asientos en el Congreso]». Con esta frase el presidente hacía referencia al fracaso de algunos de sus amigos legisladores que le apoyaron en la reforma sanitaria.

En un tono sombrío y humilde, sin telepronter (por la pantalla donde suele leer sus discursos), Barack Obama se presentó en la Sala Este de la Casa Blanca para rendir cuentas tras el desastre. Pero se negó a admitir que los resultados de las elecciones de «midterm» (mitad de Legislatura, en español) fuesen un rechazo a todas sus propuestas, a pesar de que estos comicios legislativos se han interpretado como un referéndum sobre sus dos primeros años en el poder.

Obama, que hizo propósito de enmienda, admitió que tiene que «trabajar más duro» para construir consenso. Consciente de que la economía ha sido la principal razón que ha movido a los votantes a exigir un cambio de políticas, reconoció que los resultados «son una lección de que no ha hecho los progresos necesarios en la creación de nuevos trabajos». La tasa de desempleo asciende al 9,6% en Estados Unidos, según los últimos datos del Departamento de Trabajo. Una cifra corriente en Europa, pero histórica en la primera economía del mundo.
El prestigioso analista político John Zogby resumía la situación con una pregunta que según su opinión se encuentra en la mente de todos los electores: «Presidente ¿dónde están los trabajos?».

En estos dos primeros años de mandato, Barack Obama se ha enfrentado a duras críticas dentro y fuera de su partido por su empeño de anteponer la controvertida reforma sanitaria a todas las cuestiones de su agenda.
Primer reto: la rebaja fiscal
Ayer, el presidente dijo que escuchará las ideas de los republicanos para mejorar el sistema sanitario, pero advirtió de que no va a desmantelar la nueva ley. Consideró que demócratas y conservadores todavía tienen espacios para el acuerdo y pueden alcanzar un consenso en educación y política energética.

Los republicanos empezaron ayer a esbozar sus exigencias. John Boehner, próximo portavoz del Congreso, pidió extender y ampliar las rebajas tributarias aprobadas por Bush a todos los contribuyentes porque es una «política correcta». En diciembre, la Cámara de Representantes debe decidir si prorroga o no estas rebajas fiscales. Un asunto que había enfrentado a republicanos y demócratas.

Zogby, por su parte, destacó que «los demócratas han perdido su coalición». Este analista asegura que si bien Obama ganó las elecciones de 2008 «con el favor de los hispanos, jóvenes y afroamericanos», en estas elecciones no ha logrado su movilización. También llamó la atención sobre el hecho de que esta vez los independientes se decantasen por los republicanos. El triunfo de los conservadores es rotundo. Han ganado el control de la Cámara de Representantes y han aumentado su presencia en el Senado, donde han conseguido arrebatar, al menos, seis asientos a los demócratas. En esta Cámara Alta, también se ha dado la bienvenida a dos candidatos del movimiento antiimpuestos «Tea Party» como Marco Rubio, de Florida, y Rand Paul, de Kentucky.

El líder de la mayoría demócrata, Harry Reid, conservará su asiento, después de superar una dura reelección. Su contrincante, Sharron Angle, apadrinada por el «Tea Party», basó parte de la campaña en cuestionar su hombría. En la Cámara de Representantes, los republicanos han ganado, al menos, sesenta asientos. Muchos más de los 39 que necesitaban para hacerse con la mayoría.

Nubarrones para 2012

La iniciativa en la Cámara Baja, por lo tanto, será a partir de ahora de los conservadores, aunque los demócratas todavía serán capaces de frenar sus proyectos en el Senado. Sobre todo, las enmiendas que los republicanos presentarán para deshacer la reforma sanitaria o la financiera. Sin embargo, los peores resultados para Obama se escriben en las elecciones a gobernador. Los candidatos conservadores han ganado en nueve estados decisivos para las presidenciales por lo que se complica su reelección. En 2011 se prevé que se rediseñarán los distritos electorales de Estados Unidos para que los conservadores tengan más posibilidades de ganar la próxima cita con las urnas.


Sin cambios en la agenda presidencial
La pérdida de la Cámara de Representantes y de la amplia mayoría en el Senado no moverá ni una coma del programa de reformas del presidente. Lo repitió ayer una y otra vez el embajador de EE UU en España, Alan D. Solomont, durante un desayuno con periodistas. «Las reformas, aunque no se hayan entendido, están en la buena dirección», subrayó. Solomont recordó la portada que la revista «Time» dedicó a Bill Clinton en 1994, tras liquidar la mayoría demócrata en ambas cámaras, preguntándose por la relevancia del presidente y su reelección en 1996. El embajador cree que se ha captado el mensaje de «frustración» ciudadana y toca resolver sus problemas.