Las obras de los grandes maestros de la Acuarela del siglo XX en Valladolid

Valladolid- Una pléyade de grandes obras de acuarela se pueden disfrutar durante el próximo mes y medio en la Sala de las Francesas de Valladolid. Y es que los maestros que las firman son duchos en la materia. Pablo Picasso, Joan Miró, Salvador Dalí o Mariá Fortuny, entre otros., que coincidieron en tiempo y espacio en la Barcelona del siglo XX.

«Es una gran oportunidad para acercarnos a la belleza de un arte indispensable, dinámico y fresco que nos lleva a reflexionar sobre la representación de la naturaleza y del ser humano a través de la acuarela», indica la comisaria de la muestra, María Toral.

Para la exposición definitiva, se realizó una selección de temas muy variados con el fin de demostrar la gran diversidad de estilos y motivaciones artísticas que la conforman a través de más de cincuenta obras, en un recorrido que abraza más de un siglo y medio en el tiempo. La cercanía con la vecina Francia permitió un gran desarrollo de esta práctica en Barcelona dando lugar a la aparición de grandes acuarelistas.

Se trata, según la comisaria, de pinceladas que aglutinan distintos géneros como el retrato o el paisaje. «Son paisajes que provocan estados de ánimo al espectador por la fuerza que emana de esta ardua técnica».

Autores de primer nivel, como los mencionados anteriormente a los que hay que sumar otros nombres más desconocidos, aunque con una amplia e importante trayectoria pictórica.
Son dos las obra aquí presentes de Picasso. Una «Caricatura de Xavier Nogues», aguada sobre papel y otra de «Ángel Fernández Soto», también realizada con las mismas características que la anterior. De Salvador Dalí hay un ‘gouache' bajo el título «Bailarina y torero» mientras que de Joan Miró se encuentra el ‘pochoir' «Figuras delante del mar». Además completan la muestra acuarelas de Olivè i Cabré, Agustí, Sacharoff, Grau, Partagàs, Ribas ruis, Fortuny, Pedregosa, Rigalt, Urgell o Ramón Mir, entre otros.

El mundo de la acuarela
La acuarela es una técnica caracterizada por su antigüedad ya que era usada por los egipcios para ilustrar sus papiros o por los chinos, que la aplicaban sobre la seda o el papel de arroz.
En Europa sólo era utilizada de manera puntual hasta que Alberto Durero comenzó a manejarla con mayor asiduidad, pero con la llegada del óleo, la acuarela pasó a ser un complemento, básicamente para realizar bocetos.

No sería hasta en el siglo XVIII, en Inglaterra, cuando la acuarela empezó a desarrollarse como una técnica más precisa, con autores abanderados como Fragonard o Turner, y convirtiéndose en una aliada esencial para captar los colores y luces paisajísticos.
La popularidad de la acuarela llegó a tal nivel que ya en 1804 se fundó en Inglaterra la primera asociación de acuarelistas, la «British Society of Painters in Watercolours».

Ya a finales del siglo XIX los impresionistas supieron sacar provecho de este arte que les permitió realizar estudios que destacan por los contornos de los objetos, las variaciones de los colores y las vibraciones de la atmósfera, consiguiendo efectos vibrantes y luminosos hasta esa fecha relegados al olvido.