Surf
A la playa con sentido y sensibilidad
Hay un modo infalible de disfrutar más aún de la playa y las vacaciones: repetir al año siguiente y al siguiente. Pero, para que la experiencia no decaiga, hay que asegurarse de que todo continuará igual tras nuestro paso. Lo primero es no dejar basura. Llévese fuera de la zona todos los residuos que genere, antes de que acaben hundidos en la arena o arrastrados al mar. Vaya un poco más allá: el resto del año, utilice el mínimo de plásticos y recicle. Las tortugas marinas y otros animales marinos se alimentan de medusas, lo cual viene muy bien a los bañistas, pero a menudo confunden con ellas las bolsas de plástico y se asfixian. Incluso, si puede, deje la zona más limpia de lo que la encontró. La playa y el mar se lo agradecerán. Espere a que la piel absorba el bronceador antes de entrar en el agua. Si sale a navegar, recuerde que los residuos no tratados contaminan el agua, hasta el punto de entrar en la cadena alimentaria acumulándose en los seres vivos. El Mediterráneo es el mar más contaminado del mundo por los vertidos de hidrocarburos y, aunque las partículas no se vean, están allí. En Oceana hemos encontrado rotuladores, botellas y hasta bidones a cientos de metros de profundidad.
En zonas protegidas hay que multiplicar los cuidados. No es difícil, porque hay carteles informativos, y, cuando no los hay, ser precavido es la mejor guía. Y, hablando de guías, un manual de especies de la costa es una gran idea para disfrutar más aún del entorno.
En el mundo natural, todo está conectado. Si bucea, quizá le hayan dicho que no toque algún animal, porque puede ser peligroso por ejemplo. Pues mejor aún, no toquemos nada. En el mundo natural, todo está tan relacionado que dañar a uno de sus componentes puede suponer un daño a los de su alrededor. O, a veces, lo que parece un despojo en realidad sirve: si tiene que pisar sobre montones de hojas de posidonia en la orilla, piense que no es porquería, sino un eficaz protector natural de la playa contra el oleaje.
¿Pesca? Hágalo con licencia y con responsabilidad. Hay lugares en que los pescadores recreativos capturan tanto como los profesionales. Quienes practican la pesca submarina prefieren, además, los ejemplares más grandes, que al mismo tiempo son los que más huevos ponen. Su impacto puede ser mayor del que cree.
Aproveche que está en la costa para probar el pescado local. La pesca artesanal, las artes selectivas y las variedades locales son preferibles a la oferta de la industrial, que genera menos empleo, es más agresiva con el medio y aumenta las emisiones de CO2 en el transporte.
Y hablando de esto… ¿sabía que los océanos absorben más CO2 que las selvas tropicales? Al hacerlo, ayudan a frenar el aumento de las temperaturas, pero si la cantidad de CO2 es excesiva, el agua se vuelve más ácida y organismos como corales, moluscos o crustáceos tienen problemas para formar sus esqueletos, caparazones y conchas. Disminuyamos las emisiones para revertir este problema. Todo lo que hacemos en tierra acaba en el mar.
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