Brasil

Felices por el presente angustiados por el futuro

El retrato robot de los jóvenes del planeta dibuja a la generación más preparada de la historia, pero amenazada por la falta de oportunidades

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MADRID - Además de la fe y sus creencias, ¿qué tienen en común un voluntario español de la JMJ con un peregrino procedente de Hungría o un veinteañero que ha nacido en Brasil? Pese a que vivimos en un mundo globalizado, no se pueden ignorar las barreras culturales y sociales. Sin embargo, todos ellos comparten algo: inquietudes, preocupaciones y una incertidumbre por el futuro. Ésa sería la conclusión del informe elaborado por la Fundación francesa para la Innovación Política (Fondapol) a partir de una encuesta a más de 32.000 personas de entre 16 y 29 años en 25 países.

Un rápido retrato robot indicaría que a los jóvenes españoles les gustaría dedicarse a la educación, la administración pública y la investigación. Les encanta viajar y leer, pero sobre todo navegar por internet para enviar e-mails, informarse y conectarse a redes sociales. Confiesan que su nivel de inglés no da para una conversación. Sólo una minoría (16%) está interesada en ser miembro de un partido político, pero la mayoría (77%) cree que todos deberían votar. Y si se les pregunta por la inmigración, son más los que piensan que son los extranjeros los que se deben adaptar a nuestras costumbres y no al revés.

Mayor conocimiento
«La juventud de hoy tiene muchos más medios y ha tenido mayores posibilidades de educación y conocimiento que nosotros. Por ejemplo, un porcentaje muy elevado continúa en la universidad. Viajan y tienen un conocimiento mayor del mundo y cuentan con más medios para socializarse», afirma Benjamín García Sanz, catedrático de sociología rural de la Universidad Complutense de Madrid.

Pero en líneas generales, podemos decir que nuestros jóvenes están satisfechos con su vida. Concretamente, un 78%, mientras que apenas un 21% se siente insatisfecho. De hecho, estamos en los primeros puestos de la UE en este sentido. Pero también somos líderes en lo que a pesimismo se refiere. A la afirmación «mi futuro se presenta brillante», sólo la mitad contesta afirmativamente. Y si se les pregunta por el futuro del país, los resultados son más desesperanzadores: ocho de cada diez ven un porvenir negro. Muy lejos de las estimaciones de los jóvenes procedentes de países emergentes –un 83% de los indios se muestra optimista– o de otros vecinos europeos –en Finlandia, un 75% ve un futuro brillante–. ¿La crisis ha hecho mella?

Sin esfuerzo
«Nuestros jóvenes han vivido muy bien, en una sociedad confortable, y es muy difícil que asuman la austeridad. Si no tienes trabajo es porque no te lo dan, no porque no lo buscas. Se ha perdido la ética del esfuerzo personal», apunta el sociólogo Amando de Miguel. Y es que estos jóvenes «han vivido mejor que sus padres y abuelos. Y ahora la crisis les angustia, cuando debería haberlos motivado».

De hecho, preguntados por las tres cosas que más les quitan el sueño, nuestra juventud cree que la sociedad está amenazada por el desempleo, la pobreza y el hambre, y el terrorismo. El orden se invierte si miramos la media mundial: la pobreza y el hambre, el desempleo y la guerra. «Más que una generación perdida, es una generación confusa», dice De Miguel.
Mucho se ha hablado de los indignados. Da la causalidad de que en Grecia y España, los dos países más castigados por la crisis, es donde se concentra mayor número de insatisfechos con la situación del país: un 81% de españoles y nueve de cada diez jóvenes griegos. Ahora bien, ¿qué recorrido tienen movimientos como el 15-M? «Es algo que no se da sólo en España, sino a nivel global. Los ‘‘indignados'' quieren que el Estado les dé una vivienda y un trabajo. Y si no se lo dan, es porque el mundo está lleno de malévolos y especuladores. En ese sentido, son más reaccionarios que revolucionarios», dice De Miguel.

Hay varios factores que han influido en ese acomodamiento: Primero, nuestro sistema educativo. «No se puede pasar un curso con dos asignaturas suspensas», asegura García Sanz. Por eso, «no es posible un sistema educativo que no estimule a los primeros de la clase. Las becas no se pueden dar sólo a tenor de los recursos económicos». Y por supuesto habría que redefinir un mercado laboral que «crea gente frustrada: si alguien que ha estudiado psicología tiene que trabajar de bedel, estamos potenciando su fracaso».

No podemos obviar la responsabilidad de los hogares. Un 71% asegura que la familia es la base de la sociedad, mientras que la media mundial es del 81%. «En nuestra generación vivimos con muchas limitaciones. Pero las familias de hoy se han volcado con sus hijos, cuando deberían haber hecho de la necesidad virtud», dice García Sanz. «Están protegidísimos», asegura Amando de Miguel. «En EE UU, a los 18 años nadie vive con sus padres. Y hay otra norma: estudiar en una universidad lejana a donde se ha cursado el Bachillerato. Eso aquí sería impensable», apunta.

Sin embargo, plantearse formar una familia es una cuestión diferente. Cierto es que tener hijos es una de las tres prioridades que se plantea más de la mitad de nuestros jóvenes para los próximos 15 años, siendo las otras dos ganar mucho dinero y comprarse una casa. Pero si se les pregunta por formar una familia, sólo un 33% sitúa esta opción entre los tres factores más satisfactorios para lograr la felicidad.


Europeos y con fe
¿Son más religiosos nuestros jóvenes? A nivel europeo, las nuevas generaciones se declaran más cristianas (46%) que agnósticas ateas (38%). Y la juventud española se mueve en estos patrones: un 43% se declara cristiano. En este sentido estamos por debajo de los italianos (seis de cada diez se definen cristianos), pero por encima de Alemania (37% de cristianos), Reino Unido (17%) y Francia (28%). «La religión se ha hecho más individualista e intimista. Y lo que estamos viendo es una minoría católica muy activa. Por eso, una manifestación atea contra el Papa quedaría en ridículo», reflexiona De Miguel.


Las claves del informe
- Más egoístas
El estudio revela que en los países más ricos y en los que tienen mayores problemas demográficos se encuentran los jóvenes más reacios a la solidaridad financiera.
- Al margen de la política
En materia de política, en general, la juventud mundial «no cree en sus instituciones», excepto los chinos y los indios, con niveles de confianza por encima del 70%.
- Igualdad de género
Los jóvenes españoles son quienes tienen más claro que la sociedad ideal es la que está basada en la igualdad de género, idea que comparte el 93%, el mismo porcentaje que en Canadá.