Consumo
Málaga sin Malagón por Miguel Ángel ALMODÓVAR
La epidemia de obesidad que asuela en mundo occidental ha puesto en boga las cirugías de remedio extremo, en teoría aplicadas a casos que rondan los cuarenta en índice de masa corporal. La menos invasiva es la liposucción y a continuación la banda o banding gástrico, aunque éste requiere de ajustes periódicos, al modo de los orificios de la correa del pantalón. Sigue en la escala ascendente la manga gástrica laparoscópica y después, en la cúspide de la pirámide complicativa, el bypass gástrico, que consiste en una compleja operación de tres fases, y que aunque en puridad debiera reservarse para casos desesperados de obesidad extra mórbida, en la realidad, por su radical eficacia, se emplea con una peligrosa y relativa prodigalidad. Tal intervención suele provocar un déficit de hierro, vitamina B12, ácido fólico, vitaminas liposolubles, calcio, y vitamina B1, en cuyo último caso aboca a la encefalopatía de Wernick, traducida en perdidas de memoria, confusión y descoordinación motora. Llegado el caso, conviene pensar que no es bueno ni prudente salir de Málaga para meterse en Malagón.
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