Ciencias humanas
«Esto no es un depósito de cadáveres»
La primera fase es la de esqueletización, en la que se hace una ficha corporal. El trabajo consiste en limpiar, separar y clasificar los huesos
Madrid- «Se trata de un estudio muy pesado y muy laborioso pero hacía falta un banco de este tipo». Enrique Dorado, médico forense, explica con entusiasmo el proyecto pionero en el que se embarca el Instituto Anatómico Forense con la creación de este banco de huesos humanos. Tímido y prudente, como la mayoría de los forenses, lleva nueve años en el centro y es, junto con la antropóloga Concha Magaña, el encargado de organizar los restos óseos de los 69 cadáveres que se donaron al Anatómico. «En realidad la idea fue de él», admite el director del INM, otorgando todo el mérito de la creación de esta gran bolsa de huesos al doctor Dorado. El forense habla de la importancia de esta colección pionera que servirá de referencia, entre otros, en el campo legal. Además de la importante cobertura de la docencia –al INM acuden cientos de estudiantes de la facultad de Medicina–, recurrirán a él profesionales de todo el país y posiblemente también de fuera. «Por ejemplo, si se están realizando unas obras y en la fase de excavación se encuentran restos óseos, como ya ha ocurrido, tener un banco de huesos puede servir para cotejar piezas y arrojar nuevos datos».El trabajo se está realizando en las instalaciones del Laboratorio de Antropología del INM, hasta donde llega el fuerte olor a desinfectante que impregna cada rincón del edificio. Una vez que se termine con la primera fase, la de esqueletización, se procederá a hacer una ficha completa de cada cuerpo. La duración de la primera fase, la de limpiar y separar los huesos, varía en función del estado en el que ha llegado cada cuerpo al Anatómico. «Depende si el cadáver está momificado o ya está sólo el hueso», explica Magaña. Un cuerpo tarda una media de cuatro o cinco años en ser considerado «restos óseos» pero influyen multitud de factores en su conservación: la causa de la muerte, cómo ha sido enterrado (nicho o bajo tierra) e incluso en lugar (la altitud y humedad del sitio). «Una vez que estén limpios y etiquetados se guardan en cajas normales, no necesitan mucho cuidado. Cualquier lugar al que no llegue la humedad o el calor», explica Magaña. El estudio de todos estos huesos es sólo un ejemplo de la importante labor que se realiza a diario en el INM. Y es que este centro –que en poco tiempo pasará a llamarse Instituto de Medicina Legal– realiza una actividad de asistencia a la Justicia, no sólo en la práctica de autopsias, sino también en las labores técnicas complementarias como el servicio de Patología, Toxicología o Entomología.
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