Música

Nueva York

Bieber el fenómeno encapuchado

El cantante, de 17 años, presentó ayer en Madrid, donde también actuó, una película sobre su ascenso meteórico en la música, «Never Say Never»

El ídolo adolescente Justin Bieber a su llegada a la presentación de su película "Never Say Never",
El ídolo adolescente Justin Bieber a su llegada a la presentación de su película "Never Say Never",larazon

No se sacó la capucha ni un momento: ni para posar ante los fotógrafos, ni para responder a las preguntas de la Prensa. Justin Bieber no dejó ver su famoso flequillo, ese que las peluqueras de medio mundo han tenido que cortar a sus admiradores, durante su visita a Madrid, que aprovechó para ofrecer ayer un concierto, además de presentar el documental en 3D sobre su meteórico ascenso en el mundo de la música, «Never Say Never». El halo de misterio que envuelve al cantante, que cambia la mascarilla de su admirado Michael Jackson por la capucha de su sudadera, aumentó gracias a su fugaz paso por el photocall ante la mirada atónita de los fotógrafos.


¿Una joven estrella más?
Pero que sus maneras de estrella no nos lleven a engaño. «Never Say Never», que se estrena el próximo 15 de abril en nuestro país, nos muestra a un joven talentoso capaz de tocar el piano, la guitarra, la batería y la trompeta sin despeinarse, y causar la admiración de personalidades de la industria musical de EE UU como Usher y Ludacris. «Me encanta lo que hago, viajar por todo el mundo y conocer muchos sitios. Pero echo de menos quedar con mis amigos y poder estar en casa tranquilo», aseguró ayer. No son pocos los que le auguran un futuro artístico a lo Britney Spears, es decir, una estrepitosa caída tras el éxito más rotundo. Él no lo cree: «Cometeré errores como todo el mundo, pero tengo la cabeza sobre los hombros y mucho apoyo. Intento irme a la cama todos los días pensando que he sido una buena persona. Además, mi madre me acompaña en todas las giras», explicó. Tampoco sus comienzos se parecen a los de la Spears o Miley Cyrus: a él no lo prefabricaron en Disney. Con 14 años colgó sus vídeos en YouTube, e internet hizo el resto. «Las redes sociales han hecho mucho por mí. No estaría aquí hoy si no fuera por ellas, porque nunca mandé una maqueta a las discográficas. Pero no quiero pasar a la historia como un artista que triunfó durante 10 minutos», aseguró el artista.


El padre de familia
El documental retrata su ascenso desde la red hasta el concierto que ofreció en el Madison Square Garden de Nueva York, un templo sólo reservado a unos cuantos privilegiados del mundo de la música. Con dos discos en el mercado y preparando un tercero «muy diferente a los anteriores -dijo el cantante-, y en el que incorporo nuevas experiencias con amigos y chicas, además de colaboraciones con otros artistas», una biografía publicada y un documental, que ya ha recaudado 86 millones de dólares en todo el mundo, ¿qué sueño le queda por cumplir a Bieber?: «Quiero tener una familia, que mis hijos puedan vivir siempre bien y una carrera larga y exitosa». Para ello, el cantante de «Baby» confía en su espíritu, más profundo y elaborado de lo que cabría esperar de un joven de su edad con decenas de periodistas delante: «Diría que no soy una persona religiosa, pero sí espiritual. Dios es muy importante para mí porque me ha dado esta oportunidad. Rezo para darle las gracias», revela Bieber, quien también parece tener la clave para sobreponerse a las adversidades, bien resumida en el título del documental, «Never Say Never» («Nunca digas nunca», en español): «Mi historia y mi película pueden dar esperanza. Todo el mundo debería pensar que cualquier cosa es posible. A veces fracasas, pero hay que seguir adelante. Sólo tú mismo eres tu mayor impedimento», comentó Bieber. Y parece creérselo, porque durante su propia carrera aplicó la misma filosofía en los momentos difíciles: «Mi profesor de canto me preguntó varias veces si todo esto no era demasiado duro para mí y si no prefiriría dejarlo. Yo no soy así. Cuando las cosas se ponen más complicadas es cuando hay que intentarlo con más fuerza», sentenció el cantante, canadiense y procedente de una familila conservadora, según se ve en el documental, que subraya su poder en redes sociales como Twitter, donde tiene más de ocho millones y medio de seguidores. Poco antes del concierto en el Madison hizo público que unos problemas con la voz le obligaban a retrasar el recital. Sus seguidoras no tardaron en ofrecerse a ayudarle e, incluso, hacerle una sopa para que se curase.


Rockero de pro
Como lo suyo no es ponerse límites, y tras este primer trabajo en la gran pantalla, no va a ser él el que se cierre puertas en el cine: «Intentaré desarrollar mi carrera como actor, creo que todavía tengo mucho que mejorar», reconoció. Justin Bieber fue breve pero intenso durante la rueda de prensa, y, aunque la bronca con los fotógrafos tensó hasta los límites su visita, quizá haya que darle una segunda oportunidad a este joven, aunque sólo sea porque tiene el valor de confesar gustos tan poco afines a su propia música: «Me encanta Led Zeppelin y Metallica. También mucha música clásica». Pues eso, quizá no haya que juzgar tan rápido cuando, además, tendremos Justin Bieber para largo.


El discreto encanto de la adolescencia
Ni Robert Pattinson, ni Mario Casas, ni Hugo Silva. El joven que revoluciona a más aficionadas (¿a la música?) de todos es Justin Bieber, capaz de fulminar cualquier récord en lo que a admiradoras y fenómeno fan se refiere. Llevaban más de una semana acampadas a los pies del Palacio de los Deportes madrileño, algunas, incluso, acompañadas por sus padres, que, llegado el momento, corrieron tanto como ellas en busca de una visión fugaz del todavía adolescente cantante: «Es muy excitante que las fans te esperen, aunque no me gusta que tengan que esperar ahí. De todas maneras, aprecio mucho todo el apoyo que me dan». Bieber, en un arranque paternal (o para curarse en salud, quién sabe), se mostró preocupado por la integridad física de sus admiradoras: «Nunca hemos hecho un concierto sin butacas en la pista. Me resulta bastante extraño. Sólo espero que nadie se haga daño». Mañana le espera otro concierto en el Palau Sant Jordi de Barcelona, ciudad que, con toda probabilidad, sabrá agradecerle que se pusiera una camiseta del Barça. «No es que no me guste el Madrid, pero mi amigo se puso la de aquí y lo lógico es que yo llevara la del equipo rival», se disculpó el cantante. Tampoco pudo regalar a los presentes un tema cantando en español: «No conozco ninguno», aseguró. Lo que sí sabe son los números del uno al diez en nuestra lengua. Algo es algo.


El detalle
LAS DOS CARAS DE LA MONEDA

Los cientos de fans que se arremolinaron ayer alrededor de Bieber no serían muchos menos de los que congregaba otro músico, muerto precisamente hace ayer 16 años. Era Kurt Cobain, y la fama pudo con él.