Arte, Cultura y Espectáculos
Galerías ante la crisis
Una de las principales repercusiones de la crisis en el mundo artístico ha sido la desaparición de las galerías como espacios culturales. Expliquémonos: fuera del ámbito madrileño –donde la ruta de las galerías sigue siendo una de las más atractivas opciones de cualquier consumidor cultural– estos locales han reducido su presencia social a una expresión residual. La reducción notable de ventas que han experimentado ha conducido a una reducción de sus objetivos a la simple aspiración de «vender para sobrevivir». Se podrá objetar que una galería siempre ha estado encaminada a hacer el máximo negocio posible y que la urgencia de vender no constituye novedad en su modus operandi. Y es cierto. Pero con serlo, no se puede olvidar que una de las estrategias del sector era alcanzar autoridad dentro del contexto socio-cultural, a fin de convertirse en sancionador de gustos y tendencias.
La cuenta de resultados
Una galería de arte siempre ha sido algo más que una mera empresa cultural. Durante largo tiempo ha ocupado una posición que se encontraba a medio camino entre la cultura institucional y las expresiones más espontáneas y resistentes a cualquier regulación. Pero ahora, cuando todos los esfuerzos se consagran a la casi imposible labor de cuadrar la cuenta de resultados, nos encontramos con que han renunciado a ese plus de legitimidad social que les otorgaba un lugar privilegiado dentro de un paisaje cultural. En aquellos núcleos urbanos donde antes funcionaba una decena de galerías, ahora descubrimos un significativo vacío, consecuencia de la imposición de una lógica estrictamente empresarial.
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