País Vasco
Con dinero pero casi sin explosivos
La banda ha reforzado la clandestinidad con el fin de formar una estructura menos vulnerable a la Policía.
El texto del comunicado, su tono desafiante sin estridencias y lo limitado (suspensión «sub condicionen» de los atentados «ofensivos») de su oferta, a cambio de que el Gobierno negocie, puede suponer que la banda ha logrado en los últimos meses una mínima reorganización y por eso adopta una cierta postura de fuerza. Aunque no lo dice, una negativa del Ejecutivo a entablar nuevas conversaciones con los pistoleros, podría desencadenar una campaña de atentados, posibilidad que queda abierta en el comunicado y para eso hay que contar con una cierta operatividad, según expertos antiterroristas consultados por LA RAZÓN.
Cerrarse en sí misma
Las sucesivas detenciones de los cabecillas etarras que se escondían en Francia, la última, el pasado mes de mayo, la de Mikel Carrera, «Ata», que fue capturado con sus dos «lugartenientes», Arkaitz Aguirregabiria y Maite Aranalde, obligaron a la banda a «cerrarse en sí misma». Abandonó infraestructuras que pudieran estar «contaminadas» por las investigaciones policiales.
De hecho, los canales con su «brazo político» quedaron suspendidos, lo que dejó a Batasuna con una falta de información absoluta, que ha culminado con el ridículo que protagonizó ayer, cuando intentó hacer creer a la opinión pública que el comunicado decía lo que ellos habían dicho que contendría.
En cualquier caso, según las citadas fuentes, la capacidad operativa que haya podido consolidar la banda no puede ser muy grande y por eso en el comunicado deja abiertas lo que siempre ha llamado «labores de aprovisionamiento»: robo de armas, explosivos y automóviles; el chantaje a los empresarios que denomina «impuesto revolucionario» y, llegado el caso, un secuestro con fines económicos. Cualquier cosa que los terroristas, dentro de su interpretación de la realidad, no consideren una «acción ofensiva».
La presión policial que ETA y su entramado han sufrido en los últimos años en España y Francia, les ha obligado a ir reduciendo el tamaño de la organización para adaptarla a unas mayores condiciones de clandestinidad.
Es cierto que la banda se encuentra en el peor momento de su historia, pero también lo es que dispone de armas, explosivos (muy pocos), dinero (suficiente) y «comandos». Aún no han sido identificados los terroristas que el año pasado asesinaron con bombas lapa a tres agentes en el País Vasco y Mallorca.
Tienen todo lo necesario para cometer atentados en cualquier momento, salvo que, como viene siendo habitual, las Fuerzas de seguridad lo eviten.
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