Asia

Barcelona

Vuelo de ida y vuelta para españoles en Japón

A las 14:30 de la tarde de ayer, un Boeing 747 de la compañía aérea española Pullmantur Air aterriza en la base militar de Torrejón de Ardoz. Apenas pasados unos minutos, el «jumbo» se detiene. El primero en aparecer es un niño japonés.

157 personas vuelven en un Boeing 747 fletado por el Gobierno
157 personas vuelven en un Boeing 747 fletado por el Gobiernolarazon

Saluda efusivamente y hace el signo de la victoria con los dedos. Por fin han llegado. Más de 20 horas de vuelo desde Tokio hasta Madrid, con una escala de 5 horas en Bankok para recargar combustible.

Más de 200 inscritos

Lentamente, y con evidentes muestras de cansancio, comenzaron a descender los pasajeros (36 de ellos niños) que el domingo despegaron, a las 21:00 hora local, del aeropuerto de Narita. Concretamente, 79 españoles (1.800 residen en Japón), ocho brasileños, 31 comunitarios y 35 japoneses, acompañados por un funcionario diplomático. En total, 154 pasajeros, a pesar de que el avión estaba habilitado para 400 personas. «El sábado había 260 españoles inscritos», explicó Angélica Rubio, secretaria de Estado de Comunicación. «Pero muchos se dieron de baja, debido a las informaciones tranquilizadoras de Tokio».

A pesar de los 8.805 muertos, 12.654 desaparecidos, 319.000 personas evacuadas en refugios de emergencia, y la central de Fukushima en situación de peligro, a causa del tsunami y el mayor terremoto de la historia de Japón, los españoles hablaron de la catástrofe con tranquilidad.

«Nunca hemos visto imágenes tan fuertes, muros de diez metros sobrepasados por el mar. Es alucinante cómo los japoneses hacen de tripas corazón en cualquier cosa», comenta Isasc, de Barcelona. «Aunque yo realmente he venido para relajar a mis padres. En cuanto pueda regreso para ayudar a la gente». El almeriense Manuel, que también ha volado por su familia, también volverá a Japón, donde lleva cinco meses aprendiendo la técnica del vidrio soplado. «Yo estaba en la calle cuando sentimos el temblor. Tuvimos que agarrarnos a las vallas, el asfalto se movía un metro arriba, un metro abajo. Al darme el Gobierno la oportunidad de viajar me ha parecido la opción más inteligente, porque allí no se podía hacer mucho, pero realmente ha sido la información de fuera la que nos ha hecho regresar». Paco, que trabaja para el Instituto Cervantes, ha vuelto a Madrid con su hijo. Regresará en siete días. «Estoy un poco molesto de lo que se ha ensalzado aquí la historia. En cuanto llegue volveré a trabajar».

Para la madrileña Pilar Espinosa de los Monteros, la experiencia sí ha dejado secuelas. «Fue horrible, yo estaba dando clases, a 10 kilómetros de Tokio, y a 220 de la central y todo se movía. No había combustible, y el Gobierno sólo quería tranquilizar. Los japoneses están igual que siempre».

«Yo pasé muchísimo miedo, vivo a 197 kilómetros de Tokio, y estuve varios días sin salir», dice Beatriz Alonso, de Oviedo. «Me he vuelto por mis dos hijos de cinco y nueve años, aunque he dejado a mi marido solo. Pero la vida sigue». Beatriz se aleja con su hijo de la mano, que sigue con el signo de la victoria en los dedos.


Campaña para ayudar a las víctimas
Una buena manera de ayudar a la población afectada por la cadena de desastres que ha sufrido Japón en los últimos días es el envío de alimentos y equipos de rescate.
Al terremoto y posterior tsunami se ha unido el accidente nuclear. Japón, a pesar de ser un país desarrollado, se encuentra al borde del abismo y necesita toda nuestra ayuda. Es por lo que desde Antena 3, Onda Cero y LA RAZÓN pedimos tu colaboración. Envía la palabra JAPON al 28077 desde tu móvil y el contenido íntegro será destinado a la Cruz Roja.