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Historias para dormir pero intranquilo (II) por Enrique Miguel RODRÍGUEZ
Quedamos ayer en el momento en que la eximia creadora María Galán exigía el pago de 300 euros por la muñequilla que «Espejo público» regaló a Carmen Tello. No era, como podía pensarse, una inocentada. Era una reclamación en toda regla. La publicidad y la atención de la que fue objeto para muchísimos españoles debió pensar que era lo razonable a su categoría artística. La producción del programa no se hizo cargo del pago. Albert Castillón, muy generosamente, se quiso hacer cargo del mismo. Le dije que lo dicho en directo, aunque fuese dentro de un juego televisivo, lo mantenía, con lo que el costo se repartía entre ambos. El día 30 me entregan unos datos bancarios para la transferencia. Pasa el Fin de Año y Reyes. El miércoles 12 me informan de que en una página web se cuenta que María Galán ha sido engañada y, sobre todo, robada por dos periodistas sinvergüenzas y rateros, de nombre Enrique Miguel y Albert Castillón. La primera sorpresa es que el programa no haya actuado contra la citada señora, que como tantas otras se aprovechan de organizaciones solidarias para su propio beneficio económico o como en este caso, para alimentar sus pretensiones artísticas. Albert ya había hecho el ingreso. Yo no tenía la seguridad de si había hecho lo mismo. Pasé por el banco. Lo había ordenado telefónicamente pero estaba pendiente de la firma. Terminé todos los trámites y dejé sólo pendiente el día en que se le mandará el dinero a tan agresiva señora, que no será antes de que pida disculpas por sus insultos a través de las redes. En todo caso, también muchas veces en los programas televisivos, se cobra pasados unos meses. Les dejo dormir tranquilos. Ya conocen esta estúpida historia.
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