Bruselas

ANÁLISIS: Hay condiciones por Enrique Quemada Clariana

La Razón
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Tras superar el pasado martes uno de los últimos obstáculos, cuando España y Finlandia llegaron a un acuerdo sobre las garantías, ayer el Eurogrupo aprobó las condiciones de las ayudas a la banca española.
Con una prima de riesgo en el récord histórico de 610 puntos básicos y un interbancario cerrado para nuestros bancos, la ayuda resultaba inevitable. A cambio, irá acompañada de un estricto programa de reestructuración y de controles europeos sobre nuestra banca durante dieciocho meses.

- ¿Cuándo se recibirá?
Se trata de una ayuda que se prestará el año que viene, aunque este año se adelantará un primer tramo de 30.000 millones de euros y que estará disponible, aunque mantenida en reserva por el FEEF, para casos urgentes de recapitalización.
El segundo tramo se desembolsará a mediados de noviembre y servirá para ayudar o liquidar entidades que se encuentran bajo el control del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) –BFA/Bankia, CatalunyaCaixa, NovaCaixaGalicia y Banco de Valencia–.

- ¿A cuánto asciende la ayuda?
Aunque el límite es de 100.000 millones, antes de concretar la cantidad se quieren ver los resultados de una auditoría en profundidad del sector bancario, para determinar cuánto necesita cada banco.

- ¿Cuál será el tipo y el vencimiento?
Los préstamos del FEEF tendrán un promedio de madurez de 12,5 años y un máximo de 15 años, con una tasa de interés de alrededor de un 3%

- ¿Fluirá el crédito tras la inyección de capital?
Desafortunadamente, no. Se trata de un dinero que necesitan los bancos para cubrir sus vencimientos de deuda y, por tanto, no pasará a la economía productiva. Peor aún, una de las exigencias de Bruselas es que la banca tendrá que llegar al 9% de capital de máxima calidad, y para conseguirlo reducirán sus balances cortando aún más el crédito a las empresas.

- ¿Por qué es importante esta ayuda los bancos?
Si los bancos no pueden pagar sus deudas, quiebran. Mucho del dinero que han prestado en el pasado no lo van a recuperar jamás, porque se ha perdido en el agujero inmobiliario o en la quiebra de empresas a las que financiaron. Como consecuencia, hay que capitalizar aquellas entidades financieras con fondos propios negativos si se quiere evitar su disolución.

Enrique Quemada Clariana
Consejero delegado del Banco de Inversión OnetoOne Capital Partners