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El plomo y la caza por Antonio Pérez Henares
Una de las mejores iniciativas acometidas por la Real Federación Española de Caza (RFEC) ha sido su esfuerzo en lograr una munición sin plomo. En ello llevan invertido esfuerzos y dinero. Y lo cierto es que han obtenido resultados y han registrado una patente que ofrece garantías y de hecho se ha convertido en oscuro objeto de deseo. Y de ataque. Porque resulta como poco sorprendente que desde determinados sectores muy interesados, una parte del sector armero, se haya levantando una auténtica polvareda y se esté hostilizando la iniciativa de manera feroz buscando incluso el descrédito personal de sus promotores, insinuando corruptelas y acusándoles de ser enemigos de la caza. Lo único cierto es que a medio plazo el plomo parece condenado por Europa. Por ello desde que se promulgaron las primeras directivas y prohibiciones, se intentó poner la venda antes que la herida, mientras se reclamaba tiempo y se conseguían moratorias. Hoy podemos seguir cazando con la munición normal, ya no en humedales, pero es más que probable que esa posibilidad de impedir el uso del plomo acabe por establecerse desde Bruselas. Eso lo saben todas las organizaciones de caza que han aconsejado a sus socios que busquen salidas y alternativas. Y lo cierto es que la RFEC ha logrado una patente. Y no parece mala. Se han sufrido muchas vicisitudes y más de un tropiezo. Se ha pasado por alguna mala trocha empresarial y más en estos tiempos de crisis, pero se ha salido incólume. Y todas las posibilidades están ahora mejor encarriladas que nunca. Hasta puede que dé dinero, que no era la pretensión. Pero puede, porque el interés industrial se ha acentuado. El objetivo sigue siendo el mismo: defender la caza poniendo al alcance de los cazadores una munición que no contenga plomo y cuyo precio sea asequible para todos.
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