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El díscolo Gómez

La Razón
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Desde Ferraz y Moncloa le han lanzado la bomba atómica, con Ru-balcaba sentenciándole desgracias si gana. Primero fue Blanco, quien le invitó a tirar la toalla, luego el mismísimo Zapatero, más tarde leales como Pedro Castro se pasaron al otro bando, para, al fin, ver desfilar a una retahíla de ministros en su contra. Por eso, la salida de tono de Rubalcaba a Tomás le ha parecido lo más. Rubalcaba es el político más inteligente y listo y el que mejor maniobra en el partido socialista. Y su sentencia a Gómez es más que un aviso. Aunque esta vez ha cometido un error: reconocer que el «activo» de Tomás es haberle dicho «no» a Zapatero. ¡Claro que eso es un activo, como para Trini siempre será una rémora ser la candidata oficial gracias al dedazo zapateril!

Pero que nadie se engañe: este tozudo madrileño –aunque hijo de emigrantes nacido en los Países Bajos– no va a abandonar. Que no le inviten más a hacerlo, porque de cada desafío él sale reforzado y por el contrario queda debilitada la autoridad de quien se lo propone. Y no sólo eso. El acoso a Gómez desde Moncloa está evidenciando los más bajos pecados, hasta ahora ocultos, del talante de Zapatero, a saber: la utilización de los ministros para hacer bandos oficialistas de partido, la afición a nombrar candidatos a dedo, el juego sucio para que el no elegido abandone, la poca afición de los socialistas por las primarias, el gusto por los métodos antidemocráticos y el no gusto por los debates televisados entre candidatos. ¿Pero en qué quedamos? ¿No era el PSOE el que afeaba a Rajoy por no querer debatir en televisión? ¿No han sido los socialistas quienes han presumido de debates internos, externos, con primarias, sin primarias, radiados y televisados?

Una cosa es cierta: Gómez les está haciendo un agujero. Porque además, a día de hoy, gana las primarias. Por eso, no se entiende el empeño en seguirle sugiriendo que se retire, con amenazas incluidas como la de Rubalcaba, cuando asegura que si gana «eso se convertirá en una rémora para él y para el partido» (¡!). ¿Acaso eso significa que le convertirán en Borrell? ¿Acaso significa que si gana las primarias le dinamitarán con guerra sucia?

Que nadie se equivoque, Gómez no es Borrell. A los suyos les ha confesado que nunca tirará la toalla. Y más sabiéndose ganador. El alcalde más votado de España –por dos veces consecutivas en Parla– siempre hizo política bajando a la arena, por los pueblos y los barrios, algo que Trini no puede igualar en dos meses.

Le faltaba, eso sí, popularidad, y con esta guerra de los mundos, con todos los ministros lanzados en su contra, vaya si la está consiguiendo. Su grado de conocimiento gracias al esfuerzo de Zapatero y sus hombres ha pasado en Madrid de 1 dígito al 90 %. Si siguen presionándole, además de ganar las primarias, ganará a Esperanza Aguirre. Y Zapatero quedará hecho unos zorros.