Internacional
Obama contra el uno por ciento por Manuel Coma
Poco después de haber tomado posesión, Obama replicaba a un líder republicano diciéndole: «Las elecciones tienen consecuencias». No se refería, precisamente, al cumplimiento de promesas sino a todo lo contrario. Con mayorías absolutas en las cámaras podía olvidarse de la retórica de superar divisiones y buscar consensos. Haría lo que le diese su ideológica y presidencial gana. Pero eso también tuvo consecuencias y dos años después perdió las elecciones parlamentarias del medio mandato. Jugueteó entonces con la idea de recuperar el centro, contando con que su desilusionada izquierda no tendría más remedio que votarle a regañadientes, pero ya otra vez en plena brega electoral, oscurecida de momento por la más mediática competición entre republicanos, cree haber encontrado el tema que le puede dar la victoria manteniéndose fiel a los ideales del «progresariado»: la lucha por la igualdad y en contra de ese famoso 1% que forman los más ricos, cuyo sangrado tributario resolvería todos lo problemas económicos y financiaría todas sus utopías. Esto ya era sabido, pero su protocolario discurso de ayer sobre el Estado de la Unión, convertido en proclama electoral, le ha dado el espaldarazo. Para que la coreografía acompañe a la substancia, sentó en lugar privilegiado a una secretaria famosa porque, supuestamente, paga más impuestos proporcionalmente que su multimillonario patrón. El discurso pretende atraer esa clase media que forma la casi totalidad de la sociedad americana. Obama mima a los sindicatos, pero no habla de obreros. El problema es gobernar con esa retórica.
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