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Meryl Streep: «Pensé que estaba acabada ahora me veo desde otra luz»
LOS ÁNGELES–La Dama de Hierro cobra vida cinematográfica gracias a Meryl Streep. Soberbia, como sólo ella sabe actuar, se mete en la piel de la primera ministra británica que sacudió la política con su poder de decisión, sus perlas y sus enormes peinados. Streep recibió ayer su tercer Oscar. A los 62 años, se impuso a Glenn Close, Rooney Mara, Viola Davis y Michelle Williams, y ganó un galardón que quería con el corazón y con el alma, después de pelearlo en 17 ocasiones. Le dedicó la estatuilla a su marido, el hombre que la ha acompañado en los últimos cuarenta años, y a todos sus compañeros en la industria: «Os miro aquí sentados y veo mi vida ante mis ojos».
-¿Como se siente al ganar por tercera vez?
-Estoy emocionada. Pensé que era una actriz vieja, acabada, pero una vez que dicen tu nombre todo cambia. Ahora me veo desde otra luz. Estoy feliz. Me siento una niña de nuevo. Ya lo era cuando gané por primera vez hace treinta años. Dos de las nominadas de esta edición no habían sido ni concebidas. Esto es maravilloso. Más aún cuando mi colaborador de tanto tiempo, Roy Helland, mi maquillador y peluquero, ha ganado también. Llevamos trabajando cuatro décadas. Me siento muy orgullosa de su premio.
-A la hora de estudiar el personaje, ¿tuvo la oportunidad de conocer a Margaret Thatcher?
-No. No pude. Ella se retiró de la vida pública hace dos años. Yo la investigué gracias a las imágenes de archivo y me entregué a la imaginación del guionista Abi Morgan. Ha sido muy gratificante rodar una película sobre una mujer como Thatcher.
-¿Cómo logra mantener una buena relación con su familia y con sus compañeros y seguir en lo más alto del escalafón en su profesión?
-Puedes preguntar cada mañana lo mismo a millones de mujeres y conseguirás respuestas diferentes porque es una lucha diaria. Mi reto es menor al de otras, porque en las artes no tienes que ir a trabajar a una oficina cada día. Incluso cuando era joven y no tenía dinero sólo trabajaba cuatro meses al año. Mis hijos no sabían nunca cuándo iba a estar en casa. Mantener una familia es una lucha constante.
-La primera vez que ganó fue por «Kramer contra Kramer», luego por «La decisión de Sophie» y ahora por «La Dama de Hierro» ¿Cómo se sintió en cada ocasión?
-Leí un poema ayer que no tiene nada que ver con esto, pero una de las frases me sorprendió: «Es extraño estar aquí una vez, tanto como regresar». Y eso es cierto. Todo lo que me ha ocurrido es muy extraño. Soy un ser humano y vivir lo que he vivido es raro. Pero, en cualquier caso, también es divertido.
-¿Temió no volver a ganar un Oscar durante este tiempo?
-No. Tengo todo lo que he soñado en la vida. Y pienso que es necesario que haya espacio para otra gente. Francamente, entiendo el cansancio que provoca tanta Streep. A mí también me sorprende. Estoy feliz, pero no me tomé este galardón a la ligera.
-Ahora ha empezado un proyecto cultural muy interesante, el Museo de la Mujer.
-Gracias por preguntarme sobre eso. Es cierto. No hay un museo de historia sobre la mujer, pero hay mucha historia sobre nuestra contribución a EE UU y al mundo que no se ha escrito. Creo que nos serviría de inspiración tener un centro donde aprender sobre nuestro género. Durante siglos a nadie le interesó el tema. Hay una historia invisible sobre mujeres y para los niños y niñas del futuro es bueno tener un lugar donde ir y aprender acerca de sus madres.
Su tercera estatuilla
«LA DAMA DE HIERRO»
(2012) Su retrato de Margaret Thatcher ha conquistado a todos: verla es tener a la política enfrente.
«LA DECISIÓN DE SOPHIE»
(1982) Fue una superviviente del Holocausto en este drama de Alan J. Pakula que le valió su segundo premio.
«KRAMER CONTRA KRAMER»
(1979) Lo mejor que sacó de aquel divorcio ficticio con Dustin Hoffman: un Oscar a sus 30 años.
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