Hipotecas

La Justicia gala confirma la condena contra el bróker que hizo temblar a SG

El Tribunal de Apelación de París confirmó hoy la sentencia pronunciada en primera instancia contra el operador de bolsa Jérôme Kerviel y le condenó a cinco años de cárcel, tres de ellos firmes, y al pago 4.900 millones de euros de daños y perjuicios por las pérdidas que provocó al banco Société Générale (SG).

Kerviel causó un agujero de 4.900 millones de euros a SG al inicio de la crisis financiera a base de una serie de inversiones ficticias, y según afirmó hoy el abogado del banco, Jean Veil, con esta sentencia se confirma su "plena responsabilidad".

El fraude se había presentado ante la opinión pública como un ejemplo de los presuntos excesos de las especulaciones bursátiles y en el mismo se consideró que Kerviel, que ahora tiene 35 años, era el único responsable de las decisiones que tomó.

El condenado estaba perseguido por abuso de confianza, falsificación e introducción fraudulenta de datos en el sistema informático de la sala de mercados del banco, pero siempre ha alegado que nunca actuó solo y que sus compañeros y sus superiores estaban al corriente de sus acciones.

En el juicio en apelación, celebrado entre el 4 y el 28 de junio, la acusación había solicitado la pena de prisión máxima, equivalente a cinco años de cárcel.

El juez no ordenó hoy su ingreso inmediato en prisión, y según los medios franceses, el ex agente financiero no descarta elevar la sentencia al Tribunal Supremo.

"Teníamos como objetivo defender a Kerviel de una injusticia absolutamente lamentable y constato que hemos fracasado. Ahora vamos a seguir apoyándole y a trabajar para tratar con él la posibilidad de recurrir", señaló a la prensa su abogado, David Koubbi.

El letrado que representa a SG, por su parte, señaló hoy a la salida del Palacio de Justicia que el banco es "realista"respecto al pago reclamado y examinará la situación de Kerviel, incapaz de hacer frente a la cuantía acordada.

Los hechos saltaron a la luz pública en enero de 2008, cuando el banco francés anunció haber sido objeto de un fraude gigantesco de Kerviel, que sin embargo no obtenía con ello un beneficio personal directo.