Pamplona

Y la puerta grande se abrió: Fandiño-Mora

 Pamplona. Sexta de la Feria de San Fermín. Se lidiaron toros de El Pilar y Moisés Fraile (2º y 6º), muy bien presentados. El 1º, manejable, se lastimó una mano; el 2º, noble y muy a menos; el 3º, con movilidad, repone y cabecea, difícil pero con faena; como el 4º, que humilla y repone; el 5º, con movilidad sin llegar a humillar, repetidor; el 6º, repetidor, humilla y con fondo de mansito, buen toro en la muleta. Lleno en los tendidos. - Matías Tejela, de grana y oro, estocada (silencio); dos pinchazos, estocada (silencio).- Iván Fandiño, de caña y oro, estocada (oreja); estocada trasera (oreja).- David Mora, de azul marino y oro, estocada caída (oreja); pinchazo, estocada, aviso, descabello (oreja).

Y la puerta grande se abrió: Fandiño-Mora
Y la puerta grande se abrió: Fandiño-Moralarazon

No sé si miraría de reojo la puerta grande. Quizá. Tal vez. Quién sabe. Pero Iván Fandiño se fue al centro del ruedo y esperó la arrancada del toro de El Pilar, que era una inmensidad por donde le miraras. El astado se arrancó desde el burladero. Próximo destino: los medios. Allí le aguardaba Fandiño, cosidos los pies al suelo, y en el último instante le cambió el viaje y se lo pasó por la espalda. Aguantó las siguientes arrancadas del quinto toro del festejo en un pulso de a ver quién era más poderoso de los dos. El toro tuvo la bondad de desplazarse en la muleta, pero con el problema de hacerlo sin humillar. El torero de Orduña hizo la faena desde los albores hasta el adiós asentado, sin cesiones ni concesiones: ajustado y haciendo el toreo bueno. Ayudaba al toro, le incitaba a pasar una cuarta más. Medido... Es clave saber escoger el momento de tomar la espada. Y supo. Se tiró derecho. Prendió el acero un punto atrás, pero rodó el toro y la plaza se llenó de pañuelos. Festival rojiblanco.

Abría la puerta grande. Una se había llevado de su toro anterior. Nada que ver fondo y forma. El toro fue manejable, pero duró un suspiro. Fandiño quiso hacerle las cosas bien pero tampoco daba mucho de sí el toro de El Pilar. Mismo premio para faenas distintas.

No tenía buena pinta el sexto, pero David Mora creyó y nos metió en la faena cuando el despampanante toro comenzó a meter la cabeza y repetir, con ese puntito de mansedumbre que le haría amagar con rajarse enseguida. Tenía la puerta a medio abrir y uno de sus compañeros ya había comprado el billete de ida. Se fajó con el toro, buen Moisés Fraile en la muleta, mejor en el primer tramo del muletazo que en el remate el torero. Pero intenso David Mora. El coraje y el amor propio estaban en juego. Se fue a sol y allí pegó las dos últimas tandas, punto larga la faena. Y lo logró. Se fue a hombros. Puerta grande Fandiño-Mora. Los dos toreros a los que se quiso enfrentar en el primer tramo de la temporada.

El tercero no se lo puso fácil. Reponía una barbaridad el de El Pilar. Sometió el toro, le marcó el camino, el punto en el que comenzar y acabar el viaje. Principio y fin en la estructura del muletazo frente al toro que no dejaba huecos. Después, la faena rondó la firmeza y en ocasiones la calidad.

A Matías Tejela se le nubló la primera faena cuando el toro, tal vez llevábamos tres tandas, se lastimó una de las manos. Se agotaba en esencia en ese instante la faena. Si el toro está mermado el toreo pierde sentido. Tejela quiso alargar pero al final claudicó. Lástima de noble toro y manejable.

El cuarto se pareció al tercero. Tuvo virtudes y defectos: en el difícil equilibrio estaba la faena. Descolgaba el cuello en la embestida el toro, pero también es verdad que reponía en el viaje, pesaba el toro. La faena pasó desapercibida. Sin grandes emociones.

Pero Fandiño y Mora se negaron a irse de pie. El toreo cuando hierve.