Costa Rica
Soldaditos recortables
Las Fuerzas Armadas se pueden suprimir como en Costa Rica o mantenerlas operativas; lo calamitosamente oneroso es sostener un Ejército que no puede hacer el trabajo que le encomienda el Gobierno. Estos socialistas tan raros son militarmente franquistas y obsesos de la conscripción de los jóvenes por las mismas razones harapientamente ideológicas: hacer pasar a los varones por un molde disciplinar. ¡Lo que costó que el PSOE entendiera la necesidad de un Ejército profesional decidido por la «derecha extrema» del Partido Popular! Y ya que no pudieron evitar la «mili» nos endosaron la educación para la ciudadanía como otra formación del espíritu nacional. La intención electoral de Rubalcaba de reducir la tropa en un tercio es la carabina de Ambrosio. Desde 1898 no habíamos colocado tantos soldados en el exterior como han hecho los portadores de la pancarta «no a la guerra», y eso necesita efectivos y dinero. Las plantillas están sujetas y un tijeretazo para sobar a los indignados traerá externalización de servicios y más coste. Si Rubalcaba tiene cuajo que proponga vender a Australia el portaviones «Rey Juan Carlos» que se está armando y resulta tan necesario para el eje Gibraltar-Canarias como carísimo. Desde la Guerra Civil nunca nuestras Fuerzas Armadas han tenido tantas bajas como bajo la Administración Socialista, y es que aman la guerra con tal que se mimetice de despliegue de la Cruz Roja. El general Millán Astray habría pedido el alta en el PSOE. Tres años más de guerra en Afganistán, donde no podemos disparar antes que nos disparen, exigen más infantería porque en aquel retorcido territorio 1.500 efectivos no pasan de avanzadilla.
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