Vuelve a ser agosto

Pero donde más se nota la vuelta a la normalidad es en la Puerta del Sol y sus calles aledañas. Ya no hay ni banderas ni cánticos. El desplazamiento de miles de peregrinos hacia Cuatro Vientos ha dejado el Kilómetro Cero prácticamente desierto, sobre todo a las horas centrales del día. Ahora es raro encontrar algún joven de la JMJ y sólo quedan los turistas que se hacen fotos en el Oso y el Madroño.

Tras cinco días de intenso trabajo, en los que las colas de las tiendas llegaban hasta la calle, los comerciantes de la zona están de brazos cruzados y «echan de menos» a los jóvenes católicos. A pesar de que algunas voces critican que la visita del Papa no ha dejado beneficios económicos, lo cierto es que la valoración general de los comercios sobre la JMJ es «muy positiva». El propietario de una tienda de abanicos de la Puerta del Sol asegura que «desde que ocurrió todo lo del 15-M las cosas estaban mal» y la Jornada Mundial de la Juventud ha sido de gran ayuda para los negocios, «han dejado mucho dinero, ojalá volvieran todos los años». Por su parte, la empleada de una heladería confiesa que desde el martes ha trabajado mucho «pero ahora les echo de menos, porque era una gente muy educada y amable». En una tienda de souvenirs, las ventas han sido tan elevadas que las estanterías se quedaron casi vacías y la dueña tuvo que pedir «mercancía extra» para reponerlas. Incluso los establecimientos que no aceptaban los «tickets del peregrino» han notado como la recaudación de sus cajas ha crecido durante la estancia de los jóvenes de la JMJ. El toque negativo lo puso la manifestación de los anti-Papa del martes, cuyos altercados obligaron a varios establecimientos a cerrar sus puertas durante más de tres horas.