Ciudad del Vaticano
El «caso Vatileaks» se divide en dos juicios diferentes
El secretario personal del Papa, Georg Gänswein, declarará como testigo durante el proceso
Ciudad del vaticano- El juicio por el «caso Vatileaks» se divide en dos procesos distintos. En la primera sesión celebrada ayer, el presidente del tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano, Giuseppe Dalla Torre, decidió que se juzgase de forma separada a los dos acusados: el ex mayordomo del Papa, Paolo Gabriele, y Claudio Sciarpelleti, el informático que fue su supuesto encubridor en el robo de las cartas de Benedicto XVI y su posterior filtración a la Prensa.
La primera jornada del juicio, que duró casi dos horas y media, contó con la presencia de Gabriele, quien acudió acompañado de su abogada, Cristiana Arru. Sciarpelleti, por el contrario, no se presentó en el aula, según su letrado, Gianluca Benedetti, debido a un «imprevisto malestar» provocado por la agitación del momento. El proceso se retomará el próximo martes, cuando está previsto que declare «Paoletto», como llamaban todos al mayordomo dentro de la «familia pontificia».
Gran expectación
A continuación, se escucharán los testimonios de los ocho testigos cuya comparecencia ha sido aceptada por el tribunal. Entre ellos, destaca el nombre del secretario personal del Papa, el sacerdote alemán Georg Gänswein, que fue quien acusó primero a Gabriele de ser el responsable de la fuga de documentos confidenciales. Además de Gänswein, quien ayer disfrutó junto a Benedicto XVI de su último día de estancia veraniega en Castel Gandolfo, los otros testigos son Cristiana Cernetti, una de las «Memores Domini», las laicas consagradas de Comunión y Liberación que asisten al Pontífice, y seis miembros de la Gendarmería Vaticana.
El juicio se celebró entre una gigantesca expectación. Sólo diez periodistas (ocho seleccionados entre los distintos medios acreditados ante la Santa Sede, uno de «L'Osservatore Romano» y otro de la Radio Vaticana) pudieron estar presentes en la pequeña y fría sala del tribunal. Las medidas de seguridad, destinadas a evitar que los reporteros pudieran grabaran o filmaran dentro del aula, eran muy altas. Los agentes de la Gendarmería Vaticana llegaron a pedir a los periodistas que entregasen sus bolígrafos por si escondían grabadoras dentro de ellos.
La abogada de «Paoletto» elevó varias peticiones al tribunal que no fueron escuchadas. Solicitó que no se realizase un juicio civil porque, en su opinión, las cartas robadas eran documentos pontificios, por lo que estarían sujetas al derecho canónico. También pidió que se tuvieran en cuenta en el proceso las conclusiones a las que ha llegado la comisión cardenalicia, presidida por el cardenal español Julián Herranz y que fue creada por el Papa para aclarar el «caso Vatileaks». El tribunal rechazó esta petición al considerar que la comisión fue creada para responder sólo ante el Pontífice.
En la sala estuvo ayer presente el jefe de la Gendarmería Vaticana, Domenico Giani, que fue quien detuvo a Gabriele. En una muestra del ambiente relajado de la sesión, Giani se permitió corregir al promotor de justicia (fiscal), Nicola Picardi, y dijo que se han llenado 82 cajas con los documentos recogidos en los apartamentos del ex ayudante de cámara en el Vaticano y en Castel Gandolfo. Se trata de material de diverso tipo que «Paoletto» había ido acumulando durante sus años de trabajo al lado de Benedicto XVI. Sólo una parte eran cartas o informes confidenciales.
A Paolo Gabriele, quien se ha declarado culpable de la acusación de robo con agravante, le pueden caer hasta cuatro años de prisión, que tendría que cumplir en una cárcel italiana. El Papa puede perdonarle cuando quiera, aunque no es probable que se pronuncie hasta después de la sentencia. El informático Claudio Sciarpelleti, por su parte, está acusado de encubrimiento y puede ser condenado hasta a un año de prisión. A diferencia de «Paoletto», su abogado dijo ayer que se declaraba inocente. Su juicio todavía no tiene fecha. Se espera que todo termine rápido.
Juicio rápido a «Paoletto»
Será breve el juicio al ex mayordomo del Papa, Paolo Gabriele. Es muy probable que concluya la semana próxima, como reconoció ayer el presidente del tribunal, Giuseppe Dalla Torre, quien dijo: «Imaginamos que tendremos a disposición cuatro audiencias la próxima semana, lo que podría bastar». Además de aclarar la responsabilidad de Gabriele, quien se ha declarado culpable, la mayor labor de los magistrados recaerá en descubrir si está encubriendo a alguien. Si el proceso concluye con celeridad, la Santa Sede evitará que coincida con el inicio del Sínodo de los obispos sobre la Nueva Evangelización, que se celebrará del 7 al 28 de octubre. Es muy probable que el juicio a Claudio Sciarpelleti, el otro acusado, también acabe pronto, de manera que el Vaticano podrá dar por cerrado este problema que tanto ha dañado la imagen de la Curia romana.
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