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En busca del fármaco a medida

La farmacéutica Roche basa su estrategia la innovación y en la medicina personalizada. De esta forma, es posible identificar genes y proteínas clave de las enfermedades y nuevos marcadores, así como el desarrollo de innovadoras pruebas diagnósticas y terapias individuales

En busca del fármaco a medida
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La medicina personalizada tiene como objetivo proporcionar tratamientos hechos a medida como si de un traje se tratara. En este sentido, Roche basa su estrategia en identificar subgrupos clínicamente significativos de pacientes y acompañar ese proceso con el desarrollo de técnicas diagnósticas y avances biotecnológicos. De esta forma, se consiguen terapias específicas y más eficaces dirigidas a dianas concretas. Thorsten Gutjahr, responsable de la división de Diagnóstico y Biomarcadores de Roche, sostiene que «la innovación constituye un pilar fundamental para la compañía. La combinación de la biología molecular y la tecnología beneficia al paciente». En la actualidad, la farmacéutica tiene abiertas una serie de líneas de investigación como oncohematología, reumatología y enfermedades metabólicas, patologías del sistema nervioso central o enfermedades cardiovasculares, entre otras.

Gracias a la inversión de la compañía en la incorporación de nuevas técnicas y abordajes de biología y genética molecular, se está acelerando la identificación de genes y proteínas clave de las enfermedades y nuevos marcadores, así como el desarrollo de innovadoras pruebas diagnósticas y terapias dirigidas. «De esta forma es posible identificar mejor el diagnósitico, así como el mejor tratamiento disponible», sostiene Gutjahr. Las nuevas tecnologías propician, según Gutjahr, «un mejor entendimiento de cada una de las patologías y así desarrollar un fármaco específico para cada una de las enfermedades diagnosticadas».

Un ejemplo de todo esto lo encontramos en el desarrollo del fármaco Vemurafenib frente al melanoma. Vemurafenib es el medicamento fármaco individualizado para los pacientes con melanoma metastásico que presentan una mutación de la proteína BRAF V600. Los resultados de los estudios arrojan datos esperanzadores: una media de supervivencia global de 13,2 meses frente a los 9,6 de quimioterapia. Sólo han transcurrido cuatro años y medio desde el primer ensayo en fase I hasta su solicitud de registro, cuando lo habitual dura once años.

Los medicamentos biosimilares, -proteínas que el cuerpo sintetiza en cantidades pequeñas-, pretenden ser iguales que los que se elaboran de forma química, pero no siempre es así. No es fácil cuantificar su efecto sobre el organismo, ya que cualquier cambio en el proceso de producción puede modificar su eficacia y seguridad. Para Fermín Ruiz de Erenchun de Roche, «son similares, pero no idénticos y, por tanto, la eficacia a la hora de garantizar su seguridad no es la misma». Simplemente la forma de trasportarlos puede, según el experto, «cambiar su estructura según la presión o temperatura a la que estén, por lo que presentan un proceso de manufacturación muy complejo». Respecto a la hora de recetarlos, «la prescripción por genérico, por ejemplo, no puede aplicarse a los biosimilares y siempre debe hacerse por el nombre comercial», concluye Ruiz de Erenchun.