El Cairo
Israel lanza más ataques sobre Gaza y no descarta una operación terrestre
El conflicto entre palestinos e israelíes ha vuelto a estallar, pero las cosas en Oriente Medio han cambiado después de las revueltas árabes y el equilibrio de poderes sobre el terreno ya no es el mismo.
Los atentados del jueves cerca de la localidad turística de Eila, en los que murieron 8 israelíes y 7 asaltantes todavía sin identificar, han desatado de nuevo la violencia. Israel bombardeó la franja de Gaza durante todo el día de ayer, golpeando supuestos centros del Gobierno islamista de Hamás, pero matando también a dos civiles –un niño de 13 años y una niña de dos– e hiriendo a otra veintena. Por su parte, los palestinos lanzaron más de 10 cohetes desde Gaza sobre territorio israelí: dos aterrizaron en la ciudad costera de Ashdod, provocando daños materiales en una escuela y una sinagoga e hiriendo a varias personas, a dos de ellas de gravedad. Otro proyectil fue interceptado cerca de la ciudad de Ashkelon, que cuenta con un nuevo sistema de defensa llamado «cúpula de acero», según informaron las autoridades israelíes. Éstas no han descartado ninguna opción, incluso una operación terrestre en Gaza, mientras los Comités Populares de Resistencia, grupo radical palestino acusado por Israel de estar tras los ataques de Eilat, han negado cualquier implicación en los mismos, aunque reivindicaron ayer el lanzamiento de algunos de los cohetes.
Por su parte, el movimiento palestino Hamás, que gobierna la franja, ha dicho que golpeará Israel si siguen los bombardeos sobre Gaza, y el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, ha declarado que ésta es sólo la primera respuesta.
Las palabras, las imágenes y las ideas son las mismas de siempre en la región, pero el contexto ha cambiado. Egipto, que solía actuar como moderador entre las partes y de colchón, se ve ahora involucrado directamente, después de que tres de sus hombres fueran abatidos en la noche del jueves al viernes en una operación israelí anti-terrorista llevada a cabo a lo largo de la frontera entre los dos países, por la que supuestamente se infiltraron los atacantes el jueves.
Israel culpa a Egipto de haber dejado actuar a los terroristas en su territorio, mientras que este incidente no ha hecho sino aumentar la rabia de los egipcios respecto al vecino, con el que el ex presidente Mubarak colaboraba, por ejemplo, a la hora de imponer el bloqueo sobre Gaza.
Después de la revolución, los egipcios también exigen un cambio de política y las autoridades se ven presionadas, tanto a nivel interno como desde el exterior, por Estados Unidos, su principal aliado y donante, que le ha exigido que mantenga la seguridad en el Sinaí, donde se han hecho fuertes desde los delincuentes comunes hasta unos 1.300 milicianos extremistas.
El Ejército, máxima autoridad del país desde la caída de Hosni Mubarak el pasado mes de febrero, presentó ayer una queja oficial a Israel y pidió que investigue los hechos, mientras en El Cairo los jóvenes se Tahrir se manifestaron por la expulsión del embajador hebreo y el Gobierno estudia qué medidas tomar. Amnistía Internacional alertó del riesgo que corre la población civil tanto en Israel como en los territorios ocupados, y pidió al Ejército hebreo y a los grupos armados palestinos el fin inmediato de los bombardeos y del lanzamiento de cohetes.
La tensión estalla en Jerusalén
Tanto Israel como los territorios ocupados están en alerta máxima. La tensión llegó ayer también al corazón del conflicto, Jerusalén, donde las fuerzas de seguridad israelíes y los fieles palestinos se enfrentaron en los accesos a la explanada de las mezquitas, a donde miles de musulmanes se dirigían para el rezo del viernes, el más importante, frente a un amplio dispositivo de seguridad. La Policía empleó cañones de agua para dispersar a los fieles y arrestó a varios de ellos.
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