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Los antisistema sacan pecho en el paraíso «okupa» de Barcelona

Cuatro años después su máximo apogeo, los radicales siguen consolidados en la capital catalana.

Un antisistema planta cara a los Mossos en una protesta en Gràcia
Un antisistema planta cara a los Mossos en una protesta en Gràcialarazon

BARCELONA- La Ciudad Condal está considerada la capital «okupa» y antisistema de Europa, junto a Amsterdam y Berlín. Pese a que este movimiento quizá ha perdido un poco de fuelle en los últimos años, la permisividad de las administraciones, especialmente del Ayuntamiento, ha conseguido que la capital catalana siga siendo un paraíso para los grupos radicales.

Mientras el Consistorio ha insistido siempre, tanto en la época de Joan Clos como en la actual de Jordi Hereu, que la presión policial sobre los «okupas» es constante, lo cierto es que los antisistema disfrutan desde hace años de su propio espacio –la plaza del Raspall– en las fiestas de Gràcia.

A nivel ideológico, poco tiene que ya ver el movimiento con sus orígenes. No queda ni rastro centros cívicos ni de actividades culturales. Más que nunca, se basan en ir contra el sistema, la violencia y, especialmente, la negación del Estado de Derecho y de cualquier tipo de autoridad.


Cénit del movimiento
Gràcia y Sants son los bastiones de estos movimientos, que tienen sus orígenes en los años 60 y que alcanzó su cénit entre 2006 y 2007, con más de 300 casas «okupadas» –60 en Gràcia– y más de un centenar de desalojos al año. Esta mayor presión policial debilitó relativamente a los «squatters». No obstante, el número actual de casas «okupadas» supera el centenar y campan a sus anchas en las fiestas mayores de los barrios.

El siguiente momento clave en la historia del movimiento fue en marzo de 2009, cuando ocurrieron las polémicas cargas de los Mossos contra los estudiantes contrarios al Plan Bolonia. Parte de los manifestantes pertenecían al movimiento «okupa» y, entre los numerosos heridos y el enorme revuelo político, estas protestas significaron un antes y un después para los antisistema.

A partir de ese momento, la conselleria de Interior, cuyo titular, Joan Saura, ha sido criticado en numerosas ocasiones por su pasividad ante este colectivo, aumentó el control sobre este movimiento. A esto cabe añadir el hecho de que, progresivamente, los antisistema perdieron la simpatía de los ciudadanos, debido a los múltiples incidentes, batallas campales y problemas con los vecinos.

No obstante, el PP ha vuelto a denunciar esta misma semana la «permisividad absoluta» del Ayuntamiento con los antisistema. A la cesión de espacios propios para las fiestas cabe añadir que el Consistorio no ha realizado ninguna acción para evitar los homenajes a personas del entorno de ETA y, de hecho, el «brindis por las presas» Lola López y Marina Bernadó (miembros de la banda terrorista) en Sants sigue en pie.

«Conmigo de alcalde, Barcelona ya no es jauja», dijo Hereu en 2007. En el mismo año, la segunda teniente de alcalde, Imma Mayol, se declaró «antisistema» y afirmó que los «‘okupas' no son delincuentes». Tres años después, la ciudad sigue siendo «jauja» para los radicales, una «barra libre» para los «okupas» y su incivismo, según el PP.

Los populares no se cansan en denunciar que, en las fiestas de Gràcia y Sants, los actos de los antisistema gozan de una flexibilidad horaria mayor que la del resto de vecinos, además de otras ventajas.

La «fama» de Barcelona como capital europea de los radicales es tal que, hace tres años y en el momento de máximo apogeo radical en la ciudad, la cadena británica BBC emitió un reportaje sobre este fenómeno. En el programa se señalaba que «las únicas manifestaciones violentas en Barcelona son de antisistema».


Manual del radical barcelonés
- El movimiento «okupa» es muy heterogéneo, y está formado por antisistema, «squatters», independentistas, anarquistas y simplemente violentos.
- Algunos de sus lemas favoritos son «a cada desalojo, una ‘okupación'», «contra la especulación, ‘okupación'», «el que ‘okupa' preocupa» y todo tipo de proclamas contra su principal enemigo: la Policía.
- Tienen casas «okupadas» por toda Barcelona, y su uso es variopinto. Los centros cívicos y de actividad cultural son cada vez más escasos.
- Muchas de las casas «okupadas» lo son a horario parcial, es decir, nadie duerme en ellas.
- La edad media era de 25–35 años, pero ahora el movimiento se ha rejuvenecido. Muchos de los antisistema son adolescentes que admiten, sin rubor, que duermen en casa de sus padres.
- El sector más anarquista y libertario está en contacto con sus colegas de Madrid, Amsterdam o Berlín, mientras que la facción independentista prefiere relacionarse con «abertzales» del País Vasco.
- Los contactos son a través de Internet, especialmente las webs «indymedia.org» y «kaosenlared.net», aunque utilizan claves para ocultarse de la Policía.