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Los talibán lapidan a una pareja de adúlteros que intentaba huir

Él estaba casado y ella comprometida, pero mantenían una relación extramatrimonial y sus familias temían que escapasen. Por ello una «shura» o consejo talibán decidió apedrearlos hasta la muerte el pasado domingo, en un bazar del distrito de Basht e Archi, ante más de 200 espectadores.

La Razón
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Según testimonios recogidos por Amnistía Internacional, los dos jóvenes –de 28 y 23 años– se habían fugado ya a Pakistán anteriormente con tal de evitar el castigo y el rechazo de sus familias, pero volvieron a la pequeña localidad afgana de Mullah Qulli de la que procedían después de que sus allegados les garantizaran que aceptarían su boda. Sin embargo, fueron denunciados a su vuelta y detenidos por milicianos talibán, que los retuvieron y golpearon hasta hacerles confesar su intención de «escapar juntos» de nuevo y haber mantenido relaciones durante un par de meses.


 AI ya ha condenado el asesinato de la pareja y ha advertido al Gobierno afgano que no debe sacrificar los derechos humanos para lograr la reconciliación con los talibán, algo que sugirió la más alta instancia religiosa islámica del país, el Consejo de Ulemas, hace dos días. Éste instó al Gobierno a permitir los castigos físicos más estrictos de la «sharia» en concesión a los insurgentes, para poner fin así al conflicto afgano. Los talibán cada vez actúan «con más brutalidad» en su violación de los derechos de los afganos, apuntó el director de AI en Asia y Oceanía, Samir Zafiri, quien aconsejó a Afganistán la asistencia de la Corte Penal Internacional para que se investiguen los crímenes contra la humanidad en el país.


La noticia ha sacudido a la opinión pública, aún consternada por la ejecución a tiros de una viuda embarazada en el noroeste del país, el pasado ocho de agosto. La de este domingo es la segunda lapidación confirmada que se produce en el país desde la caída del régimen talibán en 2001. La primera fue la de una joven de 29 años en el verano de 2005, también por adulterio.


La provincia norteña de Kunduz, donde se produjo la lapidación, cada vez sufre más intensamente el control de la insurgencia, como explica el gobernador distrital, Mohamad Ayub, quien en declaraciones a Efe habla ya de un «control total» de los talibán esta zona limítrofe con Tayikistán.


La pena de muerte por adulterio, aplicada por el régimen talibán durante su gobierno entre 1996 y 2001, sigue practicándose a manos de los insurgentes como muestra del poder que éstos ejercen aún en algunas zonas del país, a pesar de la presencia de las tropas extranjeras.