Bruselas
Rubalcaba se arranca por Amaral para esquivar los ataques del PP sobre «el Faisán»
Vuelve, y vuelve en plena forma. El estilo «Rubalcaba» se hizo con el control de la sesión desde el minuto uno.
MADRID- Tres preguntas le dirigió la oposición, y tres mandobles que propinó el «vicetodo». Primero a la diputada de UPyD Rosa Díez, luego a la popular Soraya Sáenz de Santamaría y de postre a su ya «bestia negra» Ignacio Gil Lázaro. Fue en la respuesta a este último, que por supuesto preguntaba por enésima vez por el «caso Faisán» o «chivatazo a ETA», dónde más disfrutó no ya Rubalcaba, sino la bancada socialista. Y es que Gil Lázaro le aconsejaba al vicepresidente que no hiciera planes a muy largo plazo porque la «Justicia se le puede aparecer en cualquier momento», cuando éste ni corto ni perezoso se arrancó por «Amaral» para cantarle aquello del «sin ti no soy nada…».
«¿Qué haría usted sin mí los miércoles –le preguntó al del PP–, de qué hablaría y, sobre todo, señor Gil Lázaro, dónde iría por la noche sin poder pasear por esas tertulias de extrema derecha en las que acostumbra a glosar las infamias que dice por la mañana en esta Cámara?».
Mofas aparte, el vicepresidente tuvo antes que responder, con gesto más serio, a la pregunta de la portavoz popular Soraya Sáenz de Santamaría, partidaria de reformar la Ley de Estabilidad Presupuestaria para fijar un techo de gasto a las autonomías antes de que el Consejo Europeo lo propusiera como criterio ineludible para los estados miembros. La popular sospecha, y puede que el tiempo le de la razón, que el Gobierno se negó a cambiar la ley sólo porque lo proponía el PP, y ahora lo tendrá que acatar porque lo manda «el pinganillo de Bruselas, que son los que mandan».
El vicepresidente primero admitió que España tendrá que hacer pequeños cambios en su legislación sobre control del gasto, y como ve inconstitucional que desde Madrid se determine el techo de gasto de las comunidades, emplazó al PP a incluir medidas autonómicas en este sentido en su programa electoral, como hará el PSOE.
Luego, presumió de que las cuentas públicas autonómicas van cuadrando –como si fuera mérito suyo– y aprovechó para subrayar que todo esto lo hace el Gobierno, para salir de la crisis, en solitario: «Aquí nosotros solos, con nuestras manitas, sin su ayuda». Agitó las manos en un gesto pelín chulesco que desagradó tanto a la bancada socialista como el «sin ti no soy nada» o el comentario poco afortunado que le dedicó a Santamaría cuando le dijo «usted de economía, poquito».
Rajoy volvió a recriminar al presidente que mientras esté en La Moncloa «la recuperación económica y la creación de empleo neto va a ser imposible» y que lamentó que este país esté «perdiendo un tiempo precioso». Como siempre, Zapatero recurrió a los datos y acusó a sus adversarios de ocultar las cifras positivas de nuestra economía, como el crecimiento interanual. Seguro que los más de 4,5 millones de parados no piensan en otra cosa cada mañana.
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