Barcelona
De Mas y de menos por Carlos Abella y Ramallo
¡Qué más querríamos que tener un país unido, coherente con su historia! ¡Qué más desearíamos que conseguir entre todos vencer la crisis que nos ahoga! ¡Qué menos podemos pedir que tener políticos responsables y serios que no engañen y tergiversen los motivos de su desafección personal! ¡Qué menos podemos exigir que poder estudiar nuestra bella lengua –vehículo de más de cuatrocientos millones de personas en el mundo–en todo el territorio nacional!
¡Pero Mas no quiere! ¡No lo quiere Mas ni tampoco, según él dice, esos seiscientos y pico mil ciudadanos que se han manifestado recientemente en Barcelona! Aunque fueran tantos, son los menos, pues el resto de ciudadanos catalanes, más de cuatro millones, no se han manifestado ni parece que estén dispuestos a separarse del resto de los españoles.
¡Pero Mas sigue con la suya! No le importa lo que diga la ley, lo que proclame la Constitución aprobada en su día por más del 90% de los catalanes
A Mas no le importan las leyes, ni tampoco los parados catalanes, ni el endémico mal gobierno catalàn. Lo importante para Mas no es, ni más ni menos. que una quimera, una terquedad, un empacho nacionalista.
A Mas no le preocupa que esa quimera produzca más paro, menos libertad para una gran mayoría de catalanes, menos solidaridad entre todos los que viven en Cataluña. Todo eso no importa. Mas quiere sus propias embajadas, sus relaciones internacionales, su lengua en exclusiva, su caja particular, su iglesia catalana, su propia capillita. Mas, ni más ni menos, pretende reducir Cataluña a su patio de vecinos muy particular.
Cuando en un mundo globalizado España necesita ser más Europa y Europa precisa ser mas Occidente, llega Mas y propone a los catalanes ser menos. Afortunadamente el bien famoso «seny catalán» se impondrá el 25–XI y los catalanes seguirán siendo como siempre, sin Mas y sin menos, el pueblo serio y trabajador que siempre ha sido, con los pies en su tierra, bien plantado en su historia y poco amigo de quimeras.
Y en eso debemos confiar todos los españoles que amamos a Cataluña. ¡Un poquito de seny catalán nos vendrá muy bien a todos!
Carlos Abella y Ramallo
Embajador de España
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