Estados Unidos
El Supremo da luz verde a la reforma sanitaria de Obama
NUEVA YORK- El presidente Barack Obama cambió su agenda justo después de conocer la decisión de los jueces del Tribunal Supremo de respaldar su controvertida reforma sanitaria. En un principio, se había programado un día tranquilo: visita al hospital buque insignia de los veteranos de guerra, Walter Reed, en Bethesda (Maryland) y después reunión con el jefe del Pentágono, Leon Panetta. Pero la decisión de los magistrados sorprendió al propio Obama, que incluyó una declaración a mediodía desde la Sala Este de la Casa Blanca. Durante su intervención, el presidente reconoció que «la decisión de hoy [por ayer] es una victoria de todos. Para muchos, esta ley significa que las compañías aseguradoras no podrán negarse a cubrir a alguien cuando se ponga enfermo. Tampoco podrán discriminar a los estadounidenses», reconoció.
Obama destacó que «el Supremo ha reafirmado un principio fundamental en su decisión, que en la nación más rica del mundo ningún enfermo o accidentado deba llevar a la ruina financiera de una familia». Sobre el controvertido punto que obliga a las personas a comprar un seguro médico, aseguró que gracias a la reforma sanitaria «podrán elegir entre varias opciones» que se ajusten a sus diferentes presupuestos. El presidente, que esperaba la anulación del mandato de obligar a los estadounidenses sin seguro a pagarlo de su propio bolsillo, había enviado a primera hora de la mañana correos electrónicos masivos a sus votantes en los que aseguraba que no importaba la decisión del Supremo. En cambio, sí les recordó que era crucial que donasen dinero a su campaña para batir al ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney.
Después de conocerse la decisión del alto tribunal, Romney indicó que «el pueblo estadounidense tiene que elegir si quiere un Gobierno grande», en clara referencia a los principios republicanos en contra de un Estado controlador. «Si los estadounidenses quieren deshacerse del ‘ObamaCare' [como llaman los republicanos a la reforma sanitaria], hay que reemplazar a Obama», prosiguió el conservador, que ha prometido anular esta ley si gana las elecciones. En cambio, el personaje de la jornada de ayer no fue ni Obama ni Romney, sino el presidente del alto tribunal, el juez John Roberts Jr. Nombrado por el presidente republicano George W. Bush, votó ayer a favor de Obama junto a los liberales de esta corte. Los nueve miembros del tribunal han revisado cuatro cuestiones: si estaba dentro de los poderes constitucionales del Congreso imponer un «mandato individual» de comprar el seguro médico; si se podían anular todas o alguna parte de la ley en caso de que se rechazase dicha orden; si la ampliación del «Medicaid» (programa médico para familias de ingresos bajos) era excesivamente coercitiva con los estados; y si todas estas cuestiones se podían revisar antes de que el mandato entre en vigor. En la decisión de respaldar la reforma sanitaria, con cinco votos a favor y cuatro en contra, Roberts explicó que considera la polémica multa a los estadounidenses que no compren seguro médico un impuesto antes que un castigo.
De esta forma, Roberts sorprendió ayer a conservadores y liberales, que esperaban una decisión de acuerdo con los valores conservadores. Igual que han hecho hasta ahora los jueces Samuel Alito y Anthonin Scalia. En este caso, el argumento republicano estaba claro: el mandato era inconstitucional porque extralimita el poder federal sobre las decisiones de los individuos.
Esto hace que a partir de hoy se examinen de forma diferente las decisiones de Roberts, a pesar de que cuando llegó al Tribunal Supremo en 2005 prometió restaurar la reputación del tribunal y eliminar su retórica partidista. De esta forma, parece que Roberts puede ser el próximo David H. Souter. El juez del Supremo fue nombrado por el padre de Bush, George H. W. Bush. Pero con el paso del tiempo se convirtió en el pilar del ala liberal del alto tribunal.
Empate técnico con Romney
A cuatro meses de las elecciones estadounidenses, Obama mantiene escasos puntos de ventaja sobre su rival, Mitt Romney, lo que se conoce como empate técnico. La encuesta, realizada por la cadena NBC y el periódico «Wall Street Journal», sitúa al presidente a sólo tres puntos de diferencia sobre el candidato republicano. Según diversos analistas, esta diferencia de Obama se basa en los conocidos como «estados indecisos», clave a la hora de las elecciones. Además, Obama aventaja a Romney al contar con la intención de voto de diversos colectivos como los jóvenes, mujeres, latinos, y afroamericanos. Antes de las elecciones del 6 de noviembre, Obama tiene que esforzarse para recuperar la confianza, perdida en gran parte por la situación económica actual.
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