Crisis económica

Qué hacemos para levantar España por Francisco Marhuenda

España está en un momento crucial en el que son necesarias más que nunca medidas contundentes. Los españoles deben estar unidos en este trance para que nuestro país supere las dificultades. Son necesarios sacrificios, y debemos estar dispuestos a asumirlos.

Qué hacemos para levantar España por Francisco Marhuenda
Qué hacemos para levantar España por Francisco Marhuendalarazon

Más Europa y menos España, o se puede conciliar más Europa y también más España. No planteo el tema desde una caduca visión nacionalista propia de tiempos pasados, sino para determinar cómo salir fortalecidos de la grave situación actual. Es una duda que se suscita en estos tiempos de incertidumbre económica e institucional provocada por la crisis más grave que vive nuestro país desde la posguerra. En estos momentos todo está en cuestión. Desde la propia fortaleza de la nación y los españoles a todas las instituciones del Estado. España ha sido históricamente un país de extremos. Hemos pasado de sentirnos capaces de conquistar el mundo, no sólo en los tiempos del Imperio, a caer en la postración y la melancolía. El reciente éxito en la Eurocopa ha sido un balón de oxígeno en estos tiempos de zozobra, pero la lentitud de los mecanismos europeos a la hora de establecer las medidas acordadas en la última cumbre nos ha devuelto a la dura realidad de un túnel donde cuesta mucho ver la luz. No me gusta ni la euforia ni la depresión, porque ambas son malas consejeras.

España necesita reformas profundas, eficacia en la gestión pública, sentido común y mucha austeridad. En las últimas décadas hemos creado un Estado gigantesco que necesita ingentes recursos para funcionar. La caída en los ingresos por la crisis y el colapso en los mecanismos externos de financiación nos han llevado a un escenario inquietante en el que necesitamos la ayuda de nuestros socios europeos. El futuro pasa por más Europa, pero también por más España, entendida como un Estado capaz de organizar sus administraciones públicas con eficacia y de establecer el marco de funcionamiento que permita la recuperación económica. Con sólo hacer recortes no saldremos de la crisis, pero sin ellos tampoco lo conseguiremos. La clave está en las reformas que nos permitan recuperar la credibilidad internacional y un aligeramiento del Estado, tanto central como autonómico, que reduzca la necesidad de recursos que siempre estarán mejor en la actividad privada, que es la que genera riqueza. Más impuestos es un despropósito porque sólo sirven para pagar la espiral de gastos del Estado. Por ello, es necesario aligerarlo. Hemos convertido la organización territorial en unos perniciosos reinos de taifas con estructuras excesivas. La política está para resolver problemas y no para crearlos. La dimensión de la organización funcionarial es a todas luces desproporcionada. El mismo criterio se puede aplicar al elevado número de organismos, instituciones y empresas públicas.

Hemos creado 17 miniestados y 2 ciudades autónomas en los que no se ha buscado la eficacia sino emular la estructura de la Administración General para complacer las ansias de poder de los políticos. No existen criterios de eficacia empresarial y búsqueda de resultados. Con la excusa de que los partidos revalidan la confianza en las urnas, se han obviado alegremente los criterios de gestión que marca el sentido común. A caballo de los años de bonanza parecía que todo era posible y ahora nos encontramos que sólo con recortes y reformas podremos salir de la crisis. España tiene unas infraestructuras y una población preparada pero le hace falta una Administración que no sea un lastre sino una ayuda.