Málaga
La noche más terrorífica para Katia Rocío y Cristina
Las fallecidas son dos amigas de la Alameda de Osuna y la hija de un ex concejal de Daganzo
MADRID- Nunca habrían imaginado que el lugar en el que tantas veces habían conversado y reído juntas se convertiría una tarde de noviembre en el escenario en el que sus amigos las recordarían entre lágrimas. Ayer, sin embargo, en los alrededores de la boca de metro de Alameda de Osuna, centenares de colegas y compañeros de Rocío y de Cristina quisieron reunirse para encontrar algo de consuelo ante una desgracia que, según la mayoría, se «podría haber evitado». A través de las redes sociales convocaron un minuto de silencio que acabó convirtiéndose en media hora larga de homenaje a estas dos jóvenes y también a Katia, la tercera víctima de la avalancha en el Madrid Arena. Una decena de velas, algunas flores y un emocionado aplauso constituyeron el último episodio de un día demasiado largo para los jóvenes del barrio.
En lo que coinciden la mayoría de los que estuvieron y también aquellos que han hablado con testigos de la tragedia es que «fallaron demasiadas cosas al mismo tiempo» en la seguridad de la sala. «Fue como en los sanfermines, la gente quería llegar a la puerta, pero se caían. Los que venía detrás no querían arrollar a los que estaban en el suelo pero al final era imposible», reconoce Dani. «Había demasiada gente, y por sus caras muchos eran menores de edad», añade Silvia. Algunos conocidos de las fallecidas no se terminaban de explicar cómo «en ningún momento la vigilancia del local les requirió el DNI ni les registró el bolso para comprobar si llevaban algún objeto peligroso». Lo que sí está claro es que el caos comenzó en torno a las cuatro de la madrugada. En cuestión de minutos, la avalancha se convirtió en inevitable y la que para Katia, Rocío y Cristina iba a ser una noche especial, «el primer Halloween que iban a una gran fiesta», según sus amigas, se transformó de improviso en la más trágica. Los primeros efectivos de emergencias desplazados a la sala confirmaron que cinco mujeres de entre 18 y 25 años presentaban parada cardiorrespiratoria por traumatismo torácico. En colaboración con los sanitarios que ya había en el Madrid Arena trataron de reanimarlas. Por dos de ellas no pudieron hacer nada. La tercera falleció en el traslado al Hospital Clínico. Las esperanzas de salvar la vida de alguna de las cinco heridas estaban puestas a partir de entonces en Belén y en María Teresa. El estado clínico de la primera de ellas, al cierre de esta edición, continuaba siendo «muy crítico», después de ingresar también con una parada cardiorrespiratoria. Además, presentaba un cerebro inflamado y el pecho torsionado debido al aplastamiento. De las cinco heridas, Belén, con 17 años era la única menor de edad. Fue reconocida por su hermano y está siendo mantenida con vida gracias a una máquina de respiración caridorrespiratoria. La otra joven ingresada, María Teresa, de 20 años de edad, permaneció toda la jornada de ayer en la UVI de la tercera planta de la Fundación Jiménez Díaz. Está grave pero su vida no corre peligro.
Muchos de los jóvenes del barrio habían acudido a la fiesta de Halloween. «Estaba media Alameda en el Madrid Arena. La tragedia habría podido ser todavía mayor», reconocían algunos de los padres que se congregaron en la calle de la Corbeta mientras comentaban la evolución de las dos chicas hospitalizadas. Padres que aún con el susto en el cuerpo recordaban a Cristina como «una chica llena de vida». Ella cursaba segundo de Bachillerato de Ciencias en el Instituto del barrio. «Era una chica muy especial, como cualquiera de nosotros, le encantaba juntarse con los suyos y salir. Era muy divertida», reconocía Javier, tras abrazarse con algunas de sus amigas. Amante de la música y de las redes sociales, era además una fiel seguidora del Atlético de Madrid. Los que la conocían bien aseguran además que estaba muy unida a su hermana.
En el instituto de la Alameda de Osuna es donde se había fraguado la amistad entre Cristina y Rocío. Esta, también de 18 años, había comenzado este curso con dos retos en el horizonte. El primero, tras superar con buena nota la Selectividad, era estrenarse con buen pie en el mundo universitario. El segundo, sacarse el carné de conducir, también iba por buen camino. Haciendo gala de su fama de buena estudiante, ya había aprobado el teórico. El pasado mes de julio, Rocío celebró su cumpleaños junto a sus amigas. Fue una cena en la que no faltó Cristina. Antes, a través de Twitter, su amiga no se había olvidado de darle un estirón de orejas vía internet: «Muchas felicidades a la preciosa Rocío». Además, estaba tremendamente ilusionada con la relación que había comenzado desde hacía más de un año con Miguel. Su novio también se encontraba en la fiesta. Vio como arrollaban a su chica sin poder hacer nada. Miguel, estudiante de periodismo en la Complutense, expresaba aún roto por el dolor, a través de Twitter lo mucho que sentía por Rocío: «Eres la persona más maravillosa de este mundo estés donde estés espero que sepas que te quiero más». Ana, ex compañera del instituto de Rocío, aseguraba ayer «que hacían una pareja perfecta. Habían estado de vacaciones juntos en Málaga y se les veía que encajaban muy bien y se querían mucho». Él mismo colgó ayer en su cuenta de Twitter una foto de los dos dentro del Madrid Arena y se lamentaba de que apenas cinco minutos antes de que comenzara la estampida estuvieran disfrutando juntos de la fiesta.
Katia, la tercera joven fallecida, era de Daganzo. Había cumplido hace menos de un mes la mayoría de edad y según sus amigos era una chica «muy alegre». Su cuerpo fue velado durante toda la tarde por su padre, que hasta 2011 fue concejal del Partido Socialista en esta pequeña localidad de Madrid. Se trata del segundo golpe que la familia recibe en los últimos tiempos. En 2011, la madre de Katia fallecía a consecuencia de un cáncer.
Familiares desesperados en el Anatómico: «Mi hija Clara no es»
La fiesta de Halloween celebrada en el recinto Madrid Arena continuó hasta el final pese a la tragedia. Muchos de los que acudieron al evento no llegaron de hecho ni a enterarse de la magnitud del drama hasta que llegaron a casa. «Yo ha sido cuando he llegado a casa a las 8:15 horas de la mañana cuando me he enterado vía Twitter de que habían fallecido 3 personas», reconocía Aitor. Los organizadores fueron bajando progresivamente la música hasta que el recinto se fue vaciando poco a poco. De esta forma, se pretendió evitar mayores escenas de pánico y lograr una mayor ordenación en la salida de la gente que permanecía dentro. Mientras, las jóvenes heridas eran atendidas a pocos metros. Paralelamente, el 112 recibió100 llamadas de padres preguntando por el paradero de jóvenes que asistieron a la fiesta. Algunos padres que se enteraron de madrugada de lo ocurrido se trasladaron al propio Madrid Arena. Otros, al no conseguir entablar contacto con sus hijos a través del teléfono, se personaron a primera hora de la mañana en el Anatómico Forense. «No es mi hija Clara» respiraba aliviada una madre tras descartar la peor de las noticias.
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