Historia

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El velo y la gaviota

La Razón
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Aunque fue una ocurrencia del ayatolá Jamenei luego recogida por Zapatero y Tayyip Erdogan, jefe y reciente amigo de Monteseirín, fue el PP provincial el primer partido español que conjugó sus intereses con la comunidad islámica, o muy concretamente con la señora Fátima Mohamed Kaddur. Alianza de Civilizaciones en estado puro, o sea. A los unos, en la línea chiripitifláutica del sorayismo posibilista, les venía fenomenal una morita de atrezzo en su lista para municipales en Gines y a la otra tampoco le iba a perjudicar un sillón en un Ayuntamiento. Todo fue bien hasta que entraron en juego los principios, esa tara tan molesta en la política de hogaño. Como aún quedan en España, aunque cada vez menos, gobernantes que se niegan a prestar el espacio público a ritos de equiparación entre la mujer y la cabra (la imposición del hiyab no tiene para los musulmanes otro significado que la plasmación del sometimiento de un sexo por el otro), y suelen pertenecer al mismo partido que la electa ginense, ésta no ha tenido mejor idea que pasarse al grupo mixto… y postularse como candidata de cualquier otra formación que acate los preceptos mahometanos. No le faltarán ofertas: en nuestra democracia no es importante qué piensan los militantes, ni si sus ideas son compatibles con el modo de vida occidental, sino componer una foto «cool». La actualización de aquel «siente a un pobre a su mesa por Navidad».