Nueva York

La tragedia que se vivió en directo

El 11-S, el mundo vio en tiempo real cómo ardían las Torres Gemelas. Por primera vez un hecho histórico se vivía desde casa minuto a minuto. Hubo un antes y un después en TV 

Nunca antes el público había visto algo así, salvo en imágenes apocalípticas de ficción
Nunca antes el público había visto algo así, salvo en imágenes apocalípticas de ficciónlarazon

Una gigante bocanada de un humo denso y gris saliendo de una de las torres del World Trade Center de Nueva York fue la primera imagen que el espectador pudo ver de la tragedia del 11-S. A partir de ese momento, todas las cadenas del mundo y también las españolas no movieron el objetivo durante muchos días del Word Trade Center, epicentro de una noticia que cambiaría la historia para siempre.

La inmediatez del directo unida a la verosimilitud que transmitió la imagen en movimiento hizo que el papel de los medios de comunicación fuera imprescindible y muy adecuado a la importancia de la tragedia que se estaba viviendo aquel 11 de septiembre de 2001 no sólo en la ciudad de Nueva York, sino en todo Estados Unidos y, aún más, en el mundo.
Abrumados por la cantidad de imágenes e información que se iba sucediendo, a los medios les costó aplicar su máxima de contextualizar la realidad y mediar entre ella y el espectador. Las imágenes «narraban» los hechos por sí solas.

Referentes de ficción

Para Alberto Nahum García Martínez, profesor de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Navarra, esta avalancha de información en directo produjo en el espectador «un efecto narcotizante, de fascinación, ante unas imágenes cuyos referentes más inmediatos estaban en la ficción, por ejemplo, en el cine apocalíptico».

Nos hallábamos, no sólo ante una enorme tragedia de tremendas consecuencias, sino ante la primera ocasión en la que un hecho histórico se veía, en directo, en tiempo real, en todos los rincones del mundo. Otras situaciones de trascendencia histórica mundial, como por ejemplo la Segunda Guerra Mundial, se vivieron en la distancia, no sólo geográfica sino también temporal. Las crónicas desde el frente se publicaban con días de retraso y las imágenes se veían en blanco y negro y sin movilidad. Históricamente, por lo tanto, no existía memoria de una situación semejante ni en el público ni en los medios de comunicación.

Resultó mucho más impactante ver caer las torres en directo, que ver las imágenes a la mañana siguiente en el periódico porque «estamos en una cultura de la imagen, de lo explícito, y la televisión actúa como una caja de resonancia que se basa en la espectacularidad de las imágenes», señala García Martínez.

Revivir para no olvidar

Diez años después de lo ocurrido, Bio, Canal Histroria, Odisea y Nacional Geographic rinden su particular homenaje a las víctimas de los atentados y han programado para estos días numerosos especiales que recordarán la tragedia, algo que el profesor García considera positivo «para que la memoria del horror permanezca viva». El domingo, Canal Historia difundirá a la vez en 130 países el documental «102 minutos que cambiaron América», una pieza configurada con vídeos de las brigadas de bomberos, imágenes tomadas por cámaras de vigilancia, mensajes telefónicos y comentarios de personas que iban por la calle. Sin un narrador, sólo con voces y sonidos reales, lo que le imprime mayor realismo y mayor dramatismo al reportaje. «Hay autores que defienden la idea de la ‘‘catarsis'', es decir, mostrar las imágenes más duras para concienciar al espectador, para darle una bofetada de realidad», matiza García, que también defiende la postura de otros teóricos que apuntan hacia un bucle, que la exposición constante a imágenes cruentas genera más voracidad «hasta el punto de ir insensibilizando al espectador». El experto también se centra en comparar cómo cubrieron los medios españoles los atentados del 11 de marzo de 2004 y cómo lo hicieron los estadounidenses en el 11-S. Éstos, tras la tragedia, «no mostraron ninguna imagen de las víctimas destrozadas, la más dura fue la de Associated Press titulada "Falling Man". Sin embargo, en España, donde ha habido décadas de terrorismo y la ‘‘sensibilidad'' es diferente, muchos medios mostraron imágenes muy crudas de los atentados en los trenes».


Si hubiera sucedido hoy

Aunque parecía inimaginable hace diez años, la manera de informar sobre la actualidad ha evolucionado hacia nuevas formas y la televisión ya no es la reina exclusiva de la imagen. Ahora que estamos en la era Youtube y del periodismo ciudadano «sería interesante imaginar cómo se habrían diseminado vídeos e información de la tragedia mediante cámaras de ciudadanos, aportaciones en Twitter o fotos en Flickr», señala Alberto Nahum. Curiosamente, los productores de «102 minutos que cambiaron América» han encontrado mucho material a través de las redes sociales.