Barcelona
Montilla: «El Papa encontrará un país respetuoso con la religión católica»
- La última visita de un Papa a Barcelona se remonta a 1982. ¿Recuerda aquel viaje de Juan Pablo II?, ¿participó de algún modo en aquella visita?
– No participé directamente, entonces era concejal en Sant Joan Despí y trabajaba en el Ayuntamiento de Sant Andreu de la Barca, pero sí la recuerdo. Eran meses de grandes acontecimientos, desde el Mundial de Fútbol a la primera victoria de Felipe González, que fue sólo unos días antes de la visita de Juan Pablo II. Todo estaba cambiando muy rápido. Creo recordar que aquel día llovió.
– Como católico y como presidente de la Generalitat, ¿qué significa la visita del Papa?
– Sin duda, es un acontecimiento importante por varias razones. Es una visita esperada por muchos ciudadanos que tienen en Su Santidad su referente religioso y moral, y este aspecto ya le da la relevancia de un acontecimiento de primera magnitud, porque previsiblemente movilizará a un gran número de ciudadanos.
Desde el punto de vista institucional, como presidente de la Generalitat, la visita del Papa es una visita a la que tenemos que responder con todos los honores que se merece la estancia de un jefe de Estado en Cataluña. Y así lo haremos. Creo que tenemos que tener estos dos elementos en cuenta: su relevancia como visita de un jefe de Estado y la trascendencia con la que la vivirán un buen número de ciudadanos, como líder espiritual.
– ¿Cree que el viaje del Papa a Cataluña es una prueba de envergadura para usted como presidente de la Generalitat?, ¿puede impulsar de algún modo su carrera electoral de cara a los comicios del 28 de noviembre?
– La Generalitat está preparada para acontecimientos de gran magnitud, y así ha quedado demostrado en multitud de cumbres internacionales y acontecimientos de primer orden –deportivos, culturales...– durante los últimos años. Evidentemente, la previsión de que las calles se llenen de fieles y de curiosos, nos obliga a estar en guardia y a velar para que toda la estancia se lleve a cabo en las mejores condiciones de orden y de seguridad. Estamos trabajando para que, como siempre, Cataluña dé la talla durante esta visita. Lo hacemos porque es nuestra obligación. La proximidad de las elecciones no tiene nada que ver.
– En todo caso, ¿cree que la visita del Papa va a tener alguna incidencia en la campaña electoral catalana?
– De ningún modo. En lo que sí puede tener incidencia es en la proyección internacional de Cataluña. Durante 24 horas, Barcelona va a ser centro de atención a nivel global. Centenares de millones de ciudadanos de todos los países van a recibir información e imágenes de la visita del Papa a Barcelona y ésta es una gran oportunidad de proyección de Cataluña en el mundo. Debemos aprovecharla para dar una buena imagen de nuestro país.
– ICV-EUiA ha lanzado llamamientos para protestar contra la visita del Papa. ¿Le disgusta la actitud de sus socios de Gobierno ante el viaje del Santo Padre?
– Siempre hay colectivos dispuestos a protestar. La libertad de expresión está garantizada para todos ellos, pero ni ICV ni nadie influirá en la actitud del Gobierno, que será de colaboración y acogida institucional, tal como la visita merece.
– Sus socios de ICV también se opusieron a diversos apartados de la Ley de Educación. En concreto, son contrarios a los colegios concertados, especialmente los católicos. ¿No cree que estas escuelas son clave en el sistema educativo de Cataluña?
– Yo sí lo creo. Por esto la ley salió adelante y ahora ya la estamos desarrollando en toda su plenitud.
– ¿Qué mensaje quiere trasladarle a Benedicto XVI como presidente de la Generalitat catalana?
– Quiero que el Papa se vaya de Cataluña con la idea de que ha visitado una tierra moderna, abierta, plural y acogedora. Un pueblo solidario y comprometido con la paz. Un país respetuoso con la religión que él representa, que es la religión mayoritaria en Cataluña. Y un Gobierno que le dará una cálida acogida, desde la obligada posición de laicidad que deben tener las instituciones de nuestro país.
– La dedicación de la Sagrada Familia es la clave de esta estancia los días 6 y 7 de noviembre. ¿Ha visitado usted uno de los emblemas más universales que tiene Cataluña?
– Por supuesto, y en más de una ocasión. Es un templo emblemático. Y me satisface especialmente que la visita del Papa se produzca cuando ya han desaparecido los temores que muchos han intentado sembrar sobre su futuro arquitectónico. El hecho de que la tuneladora del AVE ya haya dejado atrás el templo, sin que se haya producido ningún daño, ha dejado en evidencia a más de uno, y dota la visita papal de una mayor tranquilidad.
– ¿Qué le parece el trabajo que está haciendo la junta constructora para culminar la obra de Gaudí?
– Pues la verdad… yo no soy arquitecto y sobre la Sagrada Familia me han llegado informaciones de todo tipo. Deseo de todo corazón que la construcción avance a buen ritmo y sin incidencias. Es un símbolo de Barcelona, de Cataluña y de España, y un punto de atracción de primer orden a nivel internacional. Estoy seguro que esto es también lo que desea la Junta, que no tiene otro objetivo que velar por el buen término de las obras.
– La junta constructora se opuso al paso del túnel del AVE por la calle Mallorca porque podía poner en peligro el templo. ¿Ha temido en algún momento que se pudiera producir un accidente?
– Nunca he temido por ello. Hoy, en Cataluña y en España las obras públicas se hacen con enormes garantías de seguridad. Creo que en estas críticas hubo grandes dosis de oportunismo político por parte de los partidos de la oposición –que habían avalado este trazado unos años antes– y algo de inseguridad por parte de la junta. El tiempo ha puesto las cosas en su lugar. Especialmente a aquellos partidos que pidieron que se pararan las obras y que reclamaban un cambio de trazado del túnel que habría pospuesto durante varios años la mejora de las conexiones ferroviarias de la ciudad. Ahora tendremos mejores conexiones para el AVE y para los trenes de Cercanías, y seguimos teniendo la Sagrada Familia como uno de los símbolos más reconocidos de Barcelona
– El Vaticano medió entre Cataluña y Aragón en su disputa por las obras de arte sacro y acabó por inclinarse a favor de que Cataluña devolviera las obras a Aragón. El consejero Tresserras dijo entonces: «A mí las resoluciones del Vaticano no me obligan a nada». ¿Las relaciones entre Cataluña y el Vaticano pasan por un buen momento?
– Las relaciones de Cataluña y el Vaticano pasan por un buen momento y he tenido reiteradas ocasiones de comentarlo con representantes del Vaticano que han visitado Cataluña en los últimos tiempos, entre ellos el cardenal Bertone. Debo reconocer que esta buena sintonía no es sólo mérito de mi Gobierno. También
lo es del cardenal Sistach, con el que mantengo una relación muy fluida y al que agradezco su disposición permanente al diálogo y la colaboración. Y también es mérito de la ya ex vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, que supo tejer unas estrechas relaciones diplomáticas entre el Vaticano y el Gobierno español, basadas en el diálogo y en el respeto mutuo.
– El Estatut proclama que «Los padres y madres tienen el derecho a que sus hijos reciban una educación religiosa y moral de acuerdo con sus convicciones en la escuela de titularidad pública, en la que la enseñanza es laica». ¿No es una redacción, cuando menos, confusa?
– Creo que no. La Constitución obliga, pienso que con mucho acierto, a las administraciones públicas a mantenerse en la esfera de la laicidad. Ésta es la mejor manera de garantizar la libertad y el derecho de cada ciudadano a tener la religión que desee. Sólo desde la laicidad de las instituciones los ciudadanos tienen garantizada la libertad religiosa y de culto.
– Miembros del Consejo Escolar de Cataluña llegaron a plantear el cambio de nombre de las vacaciones de Navidad por «vacaciones de invierno» y vacaciones de Semana Santa por «vacaciones de primavera». ¿Cree usted que hay una tendencia civil obsesionada por extirpar las raíces cristianas de nuestra sociedad?
– En el sentido estricto, esta demanda puede ser acorde con el espíritu de laicidad que debe presidir la actitud de las administraciones. Pero, expresiones como Fiestas de Navidad o de Semana Santa son parte del vocabulario y de la cultura popular, y tienen un fuerte arraigo. Intentar cambiarlas por decreto podría crear tensiones que creo que son totalmente innecesarias. Hoy, en nuestra sociedad, la relación entre laicidad y religiosidad vive en equilibrio.
Equilibrios constantes
El presidente de la Generalitat dio su palabra de que las elecciones autonómicas no coincidirían con la visita del Papa. Fue a la vuelta del verano, cuando todo eran conjeturas sobre la fecha en que Montilla convocaría los comicios autonómicos. Finalmente, escogió el 28-N, para que la campaña no intercediera con un acto de la envergadura de la dedicación por parte de Benedicto XVI del templo expiatorio de la Sagrada Familia. La verdad es que si hubiera optado por que coincidieran, se habría montado un follón de órdago. Además, sus detractores aprovecharían para echar en cara el laicismo del tripartito, que, entre otros, ha estado a punto de llamar a las vacaciones de Navidad «vacaciones de invierno». Todo un síntoma. Sin embargo, en el tramo de final de Legislatura, Montilla se ha esforzado por acentuar la importancia de la Iglesia católica en Cataluña y, sobre todo, su labor social con los colectivos más afectados por la crisis.
El recibimiento al Papa del PP
- Para dar la bienvenida al Papa y animar a todos los ciudadanos del Área Metropolitana de Barcelona a salir a la calle para acoger al Santo Padre el próximo domingo, el PP ha lanzado una campaña. En 25 vallas publicitarias situadas en puntos estratégicos el PP colocará una pancarta con la imagen de Benedicto XVI y el lema «bienvenido» –en castellano y catalán–. El mensaje de acogida se instalará en las vías de acceso a Esplugues, Hospitalet y el Prat de Llobregat, así como de Gavà, Montcada i Reixac, Pallejà, Sant Adrià del Besòs y Barcelona; y en varias calles de estos municipios.
- También, y desde el pasado 22 de octubre, E-cristians ha promovido la colocación de pancartas de bienvenida a Benedicto XVI.
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