Crisis económica
«O se reduce el gasto público y se crece o Italia explota»
Está al frente de la poderosa patronal italiana, artífice de la caída de Berlusconi. Ahora, espera las reformas de Monti
Emma Marcegaglia es desde 2008 presidenta de Confindustria, la poderosa patronal italiana. Lleva desde entonces pidiendo al Gobierno que adelgace el Estado, reduzca los impuestos y liberalice la economía para lograr que el país supere el inmovilismo que sufre desde hace 20 años. Silvio Berlusconi le ha hecho poco caso.
-¿Está contenta con el cambio de Gobierno?
-En el punto al que habíamos llegado, era necesario un cambio. Berlusconi ya no tenía la mayoría en el Parlamento. Tampoco existía cohesión dentro de la coalición de Gobierno para hacer las reformas que necesita Italia. Había un problema de credibilidad internacional, lo que tenía consecuencias negativas para el país. Tengo buena opinión del nuevo Ejecutivo. Conozco personalmente a Monti, quien ha creado un equipo con personas muy capaces. Las medidas que ha anunciado van en línea con nuestras peticiones.
-¿Considera más factible que las reformas se lleven a cabo con un Gobierno técnico en lugar de con uno político?
-Sí. Ahora hay que actuar pronto porque la prima de riesgo sigue en niveles muy altos. Las reformas se tienen que hacer necesariamente para recuperar credibilidad. Con esta situación es muy difícil mantener las cuentas públicas. Se va hacia una bancarrota de la economía. Claramente, existe también un problema europeo. El nuevo Gobierno está apoyado por una coalición parlamentaria más heterogénea que antes, sí, pero también mucho más amplia. Por tanto, espero que haya más probabilidades de que se aprueben las reformas.
-¿Está de acuerdo con quien considera que Italia sufre un déficit de democracia por tener un Gobierno técnico?
-Yo en principio también prefiero un Gobierno elegido por los ciudadanos, pero nuestra Constitución prevé que si un Ejecutivo ha perdido la mayoría, el presidente de la República no sólo puede, sino que debe verificar si es posible crear una nueva mayoría parlamentaria antes de mandar al país a las urnas. Estamos por tanto dentro de las reglas constitucionales. Cuando hay momentos de emergencia, lo importante es salvar el país.
-Italia tiene una presión impositiva similar a la de los países escandinavos pero cuenta con unos servicios sociales deficientes cuando se los compara con otras naciones europeas. ¿Se le puede dar la vuelta a esta situación?
-Este es el verdadero gran problema de Italia. Tenemos una presión fiscal muy alta porque existe un enorme gasto público y una presencia gigantesca del Estado en la economía. El Estado es además muy ineficiente. Debemos reducir el gasto público y privatizar mucho. Italia cuenta con 500.000 millones de euros de bienes inmobiliarios en propiedad del Estado. Tenemos 7.800 sociedades de servicios públicos controladas por los ayuntamientos. El Estado sigue manteniendo participaciones importantes en grandes empresas, como Eni o Enel. Es interesante lo que ha dicho Monti, quien pretende analizar cada una de las partidas del gasto público para ver dónde se pueden hacer recortes.
-¿Por dónde empezar?
-Primero debemos reducir la deuda y el gasto público, pero también volver a crecer. Si no, el país explota. De forma inmediata hay que bajar los impuestos a las empresas y a los trabajadores y, eventualmente, alzarlas sobre la vivienda y el patrimonio. Hay que dar enseguida un empujón de competitividad a las empresas y a los trabajadores.
-Muchas empresas italianas tienen un gran éxito internacional, a pesar de los sucesivos gobiernos.
-Seguimos siendo el segundo mayor exportador europeo tras Alemania y la séptima potencia industrial del mundo. Somos además líderes en cinco mil sectores económicos mundiales. Italia es una gran exportadora no sólo de moda, madera y alimentación, sino también de electrónica y mecánica de precisión. Seguimos teniendo éxito pese a las dificultades políticas y a los gobiernos, pero se llega a un momento en el que ciertas ineficiencias del país acaban recayendo en las empresas. Por eso hacen falta reformas.
-Italia sufre un terrible inmovilismo desde hace 20 años. ¿Es posible acabar con él?
-En este país hay demasiados grupos con privilegios, lo que bloquea las reformas. Tal vez lo único positivo de un momento de dificultad y crisis como el actual es que estas resistencias podrían desaparecer, pues o arrimamos todos el hombro o aquí no se salva nadie. No es el momento de mantener privilegios.
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