Andalucía

El bipartito se une en la confrontación contra el Gobierno y contra Europa

El bipartito se une en la confrontación contra el Gobierno y contra Europa
El bipartito se une en la confrontación contra el Gobierno y contra Europalarazon

Sevilla-Atrás ha quedado el tiempo en el que el coordinador general de IULV-CA, Diego Valderas, criticaba la vis «social-liberal» de José Antonio Griñán en las sesiones de control al Ejecutivo. Las intervenciones de ambos en la tribuna fueron un cortejo prematrimonial, unidos ahora por el ungüento del poder y en una línea discursiva anclada en el rechazo a la política europea de cumplimiento estricto del déficit y a las medidas económicas de Mariano Rajoy. La reforma laboral, el recurso a la subasta de medicamentos, el aumento de la ratio en las escuelas, el recurso a las oposiciones andaluzas, la Ley de Estabilidad Presupuestaria... Griñán se centró en hacer una moción de censura al Ejecutivo central pero dirigiendo la mirada al presidente del PP-A, Javier Arenas.

Pasada la una de la tarde, caía el diluvio universal, José Antonio Griñán fue investido por segunda vez presidente autonómico. Contó con el apoyo de los 47 diputados socialistas, de 11 de los 12 diputados de IU y con el rechazo de los 50 parlamentarios del Partido Popular. El voto nulo fue del alcalde de Marinaleda y dirigente de IU Juan Manuel Sánchez Gordillo. «No participo en la votación porque no puedo votar al candidato de mi partido». Arranca la IX legislatura autonómica. Se prevé agitada. Con el viento de fronda del paro –33,17 por ciento–, la inestabilidad económica y el experimento del gobierno de coalición PSOE-IU, el primero de los 30 años de autonomía, que está por calar. Andalucía es la gran isla roja –el 18 por ciento de la población– del mapa nacional.

La silueta del nuevo Ejecutivo, que a principios de la próxima semana tomará posesión, se dejó ver ayer. En la rueda de la confrontación puesta a rodar el lunes por Griñán, se puso ayer el próximo vicepresidente Valderas. Atacó la política «injusta» de Merkel y Sarkozy y planteó entrar en acción contra las políticas europeas: «¿Vamos a esperar pasivamente a que cambie la política europea o a vamos a impulsar un cambio?».

El otro frente son las medidas de Rajoy. «Sólo acataré por imperativo legal las políticas de recortes, pero no aceptaré la amenaza de intervención ni el chantaje para el vaciamiento presupuestario». En la misma sintonía se situó Griñán. «Las leyes hay que cumplirlas nos gusten o no», deslizó, pero reclamó el derecho a decir que no está de acuerdo ni con la Ley de Estabilidad Presupuestaria, ni con el déficit cero ni con otras muchas medidas acometidas por Rajoy. A la vista está, como ya ocurrió en la etapa de Gobierno de Aznar, un duro proceso de confrontación. Entonces Chaves recurrió todos los presupuestos del Gobierno central y los retiró meses después de tomar posesión Zapatero. Valderas mostró su intención de cumplir las leyes y también de «combatirlas».

La hoja de ruta de IU pasa por tener un pie en el asfalto –«no hay que abandonar la calle», deslizó Valderas– y otro en la alfombra del poder. El máximo dirigente de IU aboga por «repartir mejor y priorizar bien». Entre sus medidas figuran un Banco Público de Tierra –la Junta enterró el Instituto Andaluz de la Reforma Agraria–, limitar el gasto en asesores, que ningún cargo cobre más que el presidente de la Junta –otra medida frustrada de Griñán– o que no se aplique la reforma laboral entre el personal de la Junta. «No vamos a dar un cheque en blanco porque el acuerdo está respaldado por la militancia de IU». También rechaza Valderas que se suban los impuestos, entre ellos el IVA que prevé aumentar en 2013 Rajoy, sobre los productos básicos de la alimentación, una respuesta contudente contra los desahucios y que todas las personas tengan unos mínimos como agua potable.

Entre tanto, Griñán citó a Keynes, a Galbraith, a Mitterrand cuando dijo «después de mí sólo habrá contables». Prometió el presidente andaluz un gobierno en coalición con todos los sectores sociales, urbi et orbi, empresarios, emprendedores, organizaciones agrarias, y especialmente con los sindicatos, sobre los que hizo un alegato de defensa: «Son los mejores instrumentos de la paz social». Lo que no aclaró Griñán, y se lo preguntó Arenas, es en qué recortará los casi 2.700 millones para cumplir con el objetivo de déficit del 1,5 por ciento.