Buenos Aires
María José Montiel: «Es imposible no tener química con Plácido Domingo»
Recoge hoy el galardón a la mejor cantante en los Premios Líricos Teatro Campoamor de Oviedo
Despidió 2011 con una agenda repleta y el año que acaba de empezar puede ser el de su consagración. María José Montiel ha dado el do de pecho con «Carmen», un papel con el que ha cosechado importantes triunfos, que ha llevado por medio mundo y con el que ya es la persignificación de la heroína de Bizet. Esta noche recoge el galardón a la mejor cantante de ópera en la gala de los Premios Líricos Teatro Campoamor de Oviedo.
¿Siente que está en un momento que marcará su carrera: los piropos a su «Carmen» se han traducido en el premio lírico Teatro Campoamor, que recoge hoy, prepara su vuelta a Viena con «Andrea Chenier»...? ¿Por qué cree que hasta ahora no se había galardonado a ninguna española?
Recibir tantas buenas críticas por «Carmen» me produce una gran satisfacción. Han pasado ocho años desde que debuté el papel y se ha ido desarrollando junto a mí y yo junto a él, he sabido encontrarle nuevos colores y matices en su psicología. El próximo año lo cantaré por primera vez en Estados Unidos. En cuanto al premio, recibirlo es el reconocimiento a muchos años de estudio, trabajo, dedicación y vocación. Ha llegado, además, en un momento muy importante de mi carrera y de un modo tan inesperado, que ha sido doblemente satisfactorio para mí, mi familia y amigos. Ser la primera cantante española que lo recibe espero que se convierta en una puerta abierta a otros cantantes españoles.
Ha empezado el año en Milán, aunque no sea en La Scala, supongo que esa ciudad, musicalmente, siempre impone.
Cada lugar entraña una responsabilidad y en cada uno trato de dar siempre lo mejor de mí. En esta caso en Milán se acrecienta esta sensación, ya que aquí canto cada año desde 2002 obras de como el «Requiem» de Verdi, el «Stabat Mater» de Rossini, la «Rapsodia» de Brahms, con maestros como R. Chailly, L. Slatkin, R. Gandolfi, W. Marshall, Z. Xian. Cuanto más te conoce un público o un teatro o una orquesta, mayor es tu responsabilidad. Al pensar que Verdi estrenó muchas de sus óperas aquí te invade una sensación muy fuerte de conexión con la música.
Vuelve a Viena, dónde se formó, ¿qué tiene de especial ?
Significa encontrarme en un segundo hogar. Allí estudié varios años que fueron muy felices e inolvidables, durante este tiempo ofrecí conciertos y canté incluso en la Staatoper, ya que pertenecía al Opernstudio, interpreté el papel de Gerhilde en «La walkiria» junto a Gwynet Jones, Simon Estes y Christa Ludwig como Fricka en una de sus últimas actuaciones.Volver ahora a la Staatsoper me llena de satisfacción.
Se asocia su carrera a dos grandes nombres: Riccardo Chailly y Plácido Domingo. ¿Cómo explicaría la química con ambos?
Con Plácido Domingo he cantado en la Scala antes de su reconstrucción, también en Washington, Viena, Los Ángeles, Madrid, Buenos Aires. Es un grandísimo artista con una energía impresionante y carisma. Cantar con él es un gran privilegio. Es imposible no tener química con un artista de su magnitud. Con Chailly he trabajado la mayoría de los «Requiem» de Verdi por todo el mundo. Con él conecté desde el principio, sabe muy bien lo que quiere de su música y te ayuda mucho para cantar. Me llama «la voz de violoncello». Es un mago de la orquesta, le saca un maravilloso sonido.
¿Compartió escenario en Palermo con Jorge de León que, junto a Celso Albelo son dos de las voces españoles emergentes con más proyección, ¿cómo ve esta nueva generación?
Hay ahora una cantera estupenda, tanto vocal como teatralmente hablando, con unas voces bárbaras y buena preparación. Da gusto que se hable de España como uno de los países donde hay mas voces y artistas importantes.
Protagonizó la reapertura del Teatro Real, ¿no hay planes para volver como «Carmen», su gran papel o con otro?
Es cierto que hace años que no vuelvo, ni como Carmen ni con otro papel de mi repertorio. Me gustaría mucho regresar y estoy segura que tarde o temprano esto sucederá.
¿Por qué decidió dar el paso de soprano a mezzo?
Mi voz siempre tuvo un color muy redondo en el centro, muy aterciopelado y con graves de natura, pero, aunque era larga, tenía que trabajar mucho la tesitura para encontrarme cómoda. Con los años, probé algunas arias de mezzo y allí mi voz se asentó en su justo lugar en forma natural, sin forzar nada el color ni el sonido. De esto hará diez u once años. Ya me lo habían vaticinado Teresa Berganza e Ileana Cotrubas. Desde 2002 mi carrera ha dado un giro mucho más internacional y esto ha sido, en gran parte, gracias al cambio de cuerda .
Este tránsito implica desechar unos papeles y abrazar otros, ¿qué dejó en el camino y le hubiera encantado tener en el repertorio y qué papel de mezzo espera con más ilusión?
No creo que haya dejado nada en el camino. Por ejemplo, todo mi repertorio de lied y canción francesa y española de concierto sigue intacto y continúa siendo uno de mis grandes caballos de batalla. Todo lo que estudié, ya sea técnicamente o como repertorio, me sirvió en su momento y me enriquece ahora. El haber cantado como soprano, con una voz de un cierto peso, me hizo trabajar muchísimo la técnica que es algo que agradeceré siempre a las circunstancias de mi vida. Hay un papel que me encantaría hacer, y que depende del desarrollo de mi voz: Leonora en «Fidelio». Lo han cantado sopranos y alguna mezzo. Me interesa, sobre todo, por su psicología, por la idea de justicia que respira la ópera, la idea de lealtad, valor.
Ha declarado que «las voces grandes, esas que ahora dicen que no se encuentran y que yo creo que sí existen pero están en muchos casos encorsetadas por una técnica equivocada». ¿Por qué cree que ocurre esto?
Fue una interpretación incorrecta o un modo erróneo, ya que no me gusta opinar sobre la técnica de otros. De lo que si estoy segura es de que existen voces tan importantes como antes y que sí, en algunos casos, no se desarrollan como debiesen es por una cuestión de moda. En general, hay falta de valores y de profundidad en todo, por lo tanto esto afecta a las voces y a la interpretación, lo mismo que afecta a todos los ámbitos de la vida. Quedarse en lo superficial, que hoy en día es tan cotidiano, afecta directamente al modo de cantar. La interpretación también debe ser sincera, auténtica, nunca rebuscada ni amanerada, porque en lo sencillo está la belleza.
SINTONÍA TOTAL
Forman Montiel y Jorge de D León una pareja en la lírica de esas que hacen contener la respiración. Ella, tan racial y visceral, pero con la sensualidad justa y necesaria que sabe y debe imprimir a Carmen, y él con un vozarrón que estremece como Don José (dejemos a un lado las magulladuras que ha sufrido en el montaje de la ópera que firma Calixto Bieito). Si la mezzo asegura que con Domingo es impsoible no tener química, con Jorge de León sucede algo similar: el tenor especilizado en las sustituciones «último minuto» es una de las mejores parejas de nuestra racial heroína. De hecho, ambos, aunque por distintas óperas (él, en el apartado de cantante revelación), son ganadores de los premios de la Fundación Teatro Campoamor de Oviedo, que se entregará el próximo 17 de febrero.
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