Cataluña
Los orígenes del TBO
La galería Francesc Mestre Art acoge una exposición con los grandes dibujantes de la clásica revista
BARCELONA- Cuando el nombre de una marca trasciende su significado y el público empieza a llamar el producto que vende con el nombre de la marca es que hay alguien que ha hecho muy bien las cosas. Las historietas cómicas son tebeos porque en 1917 un tal Arturo Suárez decidió lanzar una revista dedicada a los chistes y al entretenimiento infantil. La bautizó con estas siglas, «TBO», que a lo largo de los años se convirtieron en sinónimo de todo lo grande y divertido que se puede encontrar en una página impresa. El secreto, grandes dibujantes, ingenio, imaginación, un público dispuesto y, sobre todo, grandes dibujantes.
La galería Francesc Mestre Art dedica una exposición a estos grandes maestros que pusieron la primera pata de lo que luego sería el cómic español. Son autores grandes por sí mismos como Opisso, Utrillo, Urda o Serra Massans y otros cuyos personajes y viñetas han quedado marcados en la conciencia colectiva de los españoles como Marino Benejam, Modesto Méndez Álvarez, Josep Coll o Joaquim Muntañola.
A partir del 5 de octubre se podrán ver dibujos originales de estos artistas y numerosos números de época de la revista que en los años 30 llegaba a tener tiradas de 200.000 ejemplares. Desde la época heroica de principios de siglo hasta su regreso en los años 40, tras el parón obligado por la Guerra Civil, la muestra repasa todos los grandes personajes y dibujantes de la revista. Destacan, por ejemplo, los dibujos de Marino Benejam, creador de «La Familia Ulises», las peripecias de una familia de la burguesía catalana y todas sus pequeñas miserias. De Benejam también salió «El profesor Franz de Copenhague», en el que daba vida a los inventos más inverosímiles que nadie haya imaginado nunca.
Otro de los nombres clave de la revista fue Josep Coll i Coll, especialista en dibujos de personajes arquetípicos, sin diálogos, de una fuerza expresiva tan asombrosa como hilarante. Nunca tuvo una vida fácil, pero sus viñetas ayudaron a reir a varias generaciones. Además, la exposición también muestra las creaciones emblemáticas de Joaquim Muntañola como «Josechu el vasco».
Un final anunciado
Después de unos años difíciles, la revista cerró en 1983 y después de varios intentos fallidos por relanzarla, apostando por la nostalgia de su época dorada, TBO deja de publicarse para siempre en 1998. Aún así, sus artistas y personajes han quedado marcados a fuego en la imaginación de miles de dibujantes de cómic y su influencia es incalculable. Volver a reencontrarse con «El profesor y la disciplina imprevista» de Urda no tiene precio.
✕
Accede a tu cuenta para comentar