Conciertos
Penoso pero necesario por Jesús Fonseca
Cuentan que Brahms fue abucheado al términar la ejecución pública de su concierto para piano y orquesta número 1. El compositor no se inmutó y escribió dias después una carta a un amigo en la que puede leerse: «Creo que nada mejor podría haberme ocurrido. Esto me obliga a poner más empeño en el trabajo y estimula, aún más, a seguir adelante». Algo de eso le está sucediendo a Rajoy. Queramos o no, la adversidad es la sustancia de la vida. Y no pasa nada por ello. No tienen por qué ser perfectas las cosas. Dicen los japoneses que hasta el polvo, cuando se amontona, se convierte en montaña. Algo de esto, también, debe pasarle por la cabeza al presidente del Gobierno cuando traga, aprieta y dice que sabe que lo que pide a las autonomías «es desagradable y difícil, pero imprescindible». Parecería que ha llegado la hora de la liquidación para miles de entes públicos y empresas inútiles. Por ahí vamos bien. No queda otra. La calle está hastiada. No tolerará más despilfarro y malgasto en cosas innecesarias. Conviene saberlo. No es con confrontaciones, monsergas y más monsergas como saldremos los españoles de este enredo fatal, sino arrimando todos el hombro. El roto autonómico es lo que más inquieta fuera, a la hora de vernos y de prestarnos. Por eso resulta intolerable y será una catastrofe cualquier insumisión virreinal en momento tan crítico. Cada cual pasa sus fatigas: quien manda y quien obedece; el de arriba y el de abajo. El verdadero reto de Mariano Rajoy no es otro que el de rehacer un Estado maltrecho. Si lo logra, nos habrá prestado el más grande servicio en esta hora de España.
✕
Accede a tu cuenta para comentar